Lunes 24 de marzo de 2008

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Un mes y medio antes de que la revista Contralínea (15 de febrero) diera a conocer los 7 contratos que Juan Camilo Mouriño firmó como accionista y apoderado legal de la empresa Transportes Especializados Ivancar S.A., para dar servicio como transportista de productos petrolíferos a la paraestatal Pemex Refinación, la reportera Ana Lilia Pérez, autora de la investigación periodística, buscó al actual secretario de Gobernación por conducto de su área de comunicación social, en donde la interrogaron sobre el contenido de dichos contratos. Esta fue la primera vez que Juan Camilo supo que esos documentos en poder de Pemex y que lo involucraban directamente en hechos irregulares, ya estaban en manos de la prensa.

Apenas unos días después de presentar la solicitud de entrevista con el titular de Gobernación, un operador oficioso de asuntos políticos se ofreció a intermediar ante Mouriño para conseguir una entrevista con el secretario, con el propósito de que diera su versión sobre los contratos signados, pero las gestiones sólo llegaron hasta el secretario particular del presidente de la República, César Nava, a quien más que su amigo Mouriño le preocupaba que su nombre también apareciera en alguna información relacionada con Petróleos Mexicanos. Recordamos que antes de acompañar a Felipe Calderón a Los Pinos como su asistente personal, Nava ocupó a finales del sexenio pasado la titularidad de la Oficina del Abogado General de Pemex, en donde aún hay muchas dudas sobre su actuación, pero de eso hablaremos en otra columna.

Ante la investidura del nuevo intermediario, Contralínea aceptó entregar a César Nava un sobre cerrado que contenía una copia de los contratos firmados por Juan Camilo Mouriño, a fin de que éste se los hiciera llegar al secretario de Gobernación y se corroborara la autenticidad de los mismos, pero la respuesta siempre fue la misma de que no daría entrevistas y su área de prensa dijo que la revista era libre de hacer lo que quisiera con los contratos. Este es el antecedente de la primera publicación que hizo la reportera Ana Lilia Pérez sobre el caso Mouriño.

Meses antes de El Mouriñazo, Contralínea había seguido varias investigaciones sobre diversas irregularidades de dos poderosos empresarios que mantenían estrechos vínculos con el trío que llegó a Los Pinos: Felipe Calderón, Juan Camilo Mouriño y César Nava, los tres amigos. Esos dos hombres de negocios, Amado Yáñez Osuna y Jesús Zaragoza López, el primero accionista mayoritario de la naviera Oceanografía y el segundo principal responsable del consorcio Zeta Gas (el distribuidor de gas más importante de América Latina), habían logrado acercarse a Calderón, Mouriño y Nava cuando los tres administraban la Secretaría de Energía, hasta que Vicente Fox los corrió por indiscreciones políticas.

Para ambos empresarios era inconveniente que sus nombres se ligaran a Los Pinos, pues corrían el riesgo de ser exhibidos en la prensa, como ahora lo están, por sus relaciones de negocios en condiciones preferenciales, por decir lo menos, con Petróleos Mexicanos, en donde obtienen jugosos contratos. Al presentir que sus negocios con Pemex corrían algún peligro, Amado Yáñez y Jesús Zaragoza decidieron, por separado, demandar por daño moral a la revista Contralínea, a la reportera Ana Lilia Pérez responsable de las investigaciones periodísticas y al director Miguel Badillo (también autor de esta columna), para presionar de alguna manera y tratar de frenar la información en donde se revela su cercanía con la Presidencia y las operaciones poco claras en colusión con funcionarios de Pemex y de la Secretaría de Energía, en donde también están involucrados el ahora presidente Felipe Calderón, su secretario particular César Nava (exabogado general de Pemex) y el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño.

Ambas demandas se ventilan en tribunales civiles y llevan su tiempo habitual, sin embargo ahora que las investigaciones de la reportera Ana Lilia Pérez han descubierto los estrechos vínculos de esos dos empresarios con los tres hombres de más poder en el gabinete, será de gran interés para la sociedad solicitar a los dos jueces que llevan las causas las declaraciones de Calderón, Mouriño y Nava para que expliquen sus relaciones personales y de negocios que sostuvieron con Amado Yáñez Osuna y Jesús Zaragoza López.

Más efectos de El Mouriñazo

Esta investigación periodística que Contralínea ha seguido puntualmente, ha traído también algunas consecuencias. La primera fue, ya lo explicaba en columnas anteriores, la llamada que hizo a Contralínea el jefe de prensa de Pemex, Carlos Ramírez, para amenazar de que por instrucciones de su jefe Jesús Reyes Heroles se había decidido de manera “institucional” cortarle cualquier publicidad de esa empresa petrolera del Estado a las revistas Contralínea y Fortuna, ambas dirigidas por Miguel Badillo, situación que ha cumplido el director general de Pemex y su vocero.

Otra circunstancia ocurrió la semana pasada cuando hasta a mi domicilio particular llegó un sujeto desalineado preguntando si era en ese edificio donde vivía Miguel Badillo. Por la inseguridad que hay en la ciudad el edificio en donde tengo mi departamento siempre está cerrado, por lo que dicho individuo permaneció afuera en espera de que alguien abriera la puerta. Cuando una vecina salía y el sujeto de inmediato se internó, pero como se trataba de un desconocido le preguntó que a dónde iba y él contestó con otra pregunta: ¿Aquí vive Miguel Badillo? Ante el aspecto del sujeto, la vecina respondió: “Ya no vive aquí”. Con duda, el individuo quiso confirmar si en el edificio había un número 14. La señora respondió que no sabía y que Miguel Badillo no estaba, por lo que esperó hasta que el sujeto salió del edificio. Afuera, el individuo volteó a todos lados como buscando qué hacer y preguntó si Miguel Badillo manejaba un automóvil azul. La vecina determinó no dar más información y dijo “no se”. Pero el sujeto insistía y al ver que otro hombre se acercaba al edificio, preguntó si esa persona era Miguel Badillo. Nuevamente la respuesta fue no. Al no poder subir al edificio, el sujeto le dio vuelta en busca de otra entrada, pero tampoco encontró la forma de ingresar, así que regresó a la calle principal y se subió rápidamente a su vehículo sin que la vecina pudiera ver las placas con claridad.

Sin tono de alarma por esta visita inesperada de un extraño sujeto que indaga insistente el paradero de un periodista, narro estos hechos que pueden estar vinculados con El Mouriñazo y sus relaciones con los empresarios Amado Yáñez y Jesús Zaragoza.

El optimismo privatizador del petróleo

Para elevar más nuestro optimismo sobre el plan privatizador de Pemex por parte de Los Pinos y la Casa Blanca, una investigación de la reportera Nancy Flores nos detalla en Contralínea cómo en los dos gobiernos panistas (Vicente Fox y Felipe Calderón) Petróleos Mexicanos y sus cinco subsidiarias gastaron 7 mil 163 millones de pesos en 316 “asesorías” o “consultorías”. Y para alegrar más la vida de los críticos de la desnacionalización petrolera, la contratación más costosa fue signada el 19 de diciembre de 2005 entre Pemex Refinación y la trasnacional DuPont, sí esta empresa de la cual fue director Raúl Muñoz Leos, el mismo que también fue director general de Pemex y que ahora ha sido inhabilitado por corrupción y tiene que pagar varias decenas de millones para reparar el daño al erario público.

Otro dato que confirma a los privatizadores porque deben vender Pemex es el gasto que en los últimos siete años, es decir en los gobiernos perdidos de Fox y de Calderón, se gastaron 84 mil millones de pesos para inventariar y mapear los hidrocarburos del país.

Pero los trabajos exploratorios revelan que el 45.2 por ciento del potencial petrolero –que el gobierno federal pretende privatizar a través de “alianzas” con trasnacionales– se localiza en tierra, principalmente en Chiapas y Tabasco; el resto, en aguas ultraprofundas, a distancias para las que ningún país o empresa en el mundo tiene tecnología, y esto lo dicen expertos petroleros, no merolicos como en las últimas semanas hemos escuchado en medios electrónicos.

Por ejemplo, precisa el trabajo reporteril de Nancy Flores, por año, las inversiones en el rubro de exploración oscilan entre 10 mil y 15 mil millones de pesos y representan del 7 al 10 por ciento del presupuesto de la subsidiaria con más recursos: Pemex Exploración y Producción, según indican informes ejecutivos anuales y estados financieros de la misma paraestatal petrolera.

Aunque la exploración es una rama fundamental en la industria petrolera, de aprobarse la reforma a la Constitución –impulsada por la administración de Felipe Calderón para permitir alianzas en la explotación de hidrocarburos y compartir la renta petrolera con trasnacionales– se corre el riesgo de que el inventario y los mapas generados por estos trabajos sean entregados a la iniciativa privada. “Todo el trabajo en localizaciones, en exploración, será regalado”, advierte el especialista en reservas petroleras, Fabio Barbosa Cano.

Más aún, al abrir la actividad a la iniciativa privada no sólo se entregaría el potencial en aguas ultraprofundas y campos transfronterizos, sino que se cederían los campos en tierra, para los que Pemex sí tiene tecnología y que representan más del 45 por ciento de los recursos posibles.

De acuerdo con la nueva geografía petrolera, hecha a partir de los trabajos exploratorios, “la parte más importante donde se encuentran estos recursos es el Golfo de México, pero en segundo lugar, no muy rezagadas, se ubican las cuencas del sureste: Tabasco y Chiapas, donde hay cuencas muy productivas y se encontraron nuevas extensiones y oportunidades”.

El documento Prospectiva de hidrocarburos 2007–2011 en México, publicado el 9 de agosto del año pasado por el ingeniero Rafael Alexandri Rionda –exdirector de Exploración y Explotación de Hidrocarburos de la Secretaría de Energía y actual director general del Servicio Geológico Mexicano–, revela que el 45.2 por ciento del total del recurso prospectivo se localiza en tierra.

De acuerdo con el informe, la cuenca del Golfo de México profundo representa el 54.8 por ciento de dichos recursos: se estima que posee 29.5 miles de millones de barriles de petróleo crudo equivalente (MMBPCE) de los 53.8 totales aún no descubiertos. El resto se divide en seis cuencas, que abarcan 984 mil kilómetros cuadrados: Sureste, 33.6 por ciento, al albergar 18.1 MMDBPCE; Burgos, 5.7, al poseer 3.1 MMDBPCE; Poza Rica–Chicontepec, 3.1 por ciento; Veracruz, 1.4; Plataforma de Yucatán y Sabinas, 0.5 por ciento, respectivamente.

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