• El “hombrecito” Santiago Creel Miranda
• Calderón y Medina lo acusan de incapaz
• Persigue a Creel el fantasma de Aduanas
Calificado por muestreos de opinión como el precandidato más fuerte que tiene el Partido Acción Nacional para contender por la Presidencia de la República en el 2006, Santiago Creel Miranda está acusado de delincuencia electoral por el Instituto Electoral del Distrito Federal, organismo independiente que documentó cómo el actual secretario de Gobernación rebasó los topes de campaña en 2 millones 100 mil pesos cuando contendió por la jefatura de gobierno del Distrito Federal en el año 2000, elecciones que por cierto perdió ante Andrés Manuel López Obrador, y cuyo delito está tipificado en el Código Penal como grave, lo que impide obtener libertad bajo fianza y, de concretarse la denuncia penal, lo imposibilita para ir por la candidatura presidencial de su partido.
Así, por tratarse de una investigación contra un secretario de Estado y del precandidato presidencial más fuerte del panismo, el presidente del IEDF, Eduardo Huchim May, tuvo que explicar a la prensa la ingeniería financiera montada por Carlos Rojas Mañón (aquel funcionario de Los Pinos que fue sacrificado por el caso del Toallagate) y Lino Korrodi para triangular 5 millones de pesos a través de un fideicomiso que sirvió para financiar supuestamente la campaña de Santiago Creel.
Es decir, que el secretario de Gobernación no sólo ha mostrado incapacidad para conducir la política interna del país, sino que tampoco ha logrado acuerdos con la oposición y se ha convertido en un archivista de los problemas políticos y sociales del país, cuya información utiliza para su precampaña presidencial.
De lo anterior lo acusaron sus propios compañeros partido: Felipe Calderón Hinojosa, ex secretario de Energía, y el senador panista Carlos Medina Plascencia, ambos precandidatos a la presidencia y quienes acusaron al secretario de Gobernación de olvidar su importante responsabilidad en el manejo de la política interna y en contrasentido dedicarse a promover su imagen en medios de comunicación con miras a la candidatura presidencial.
Y no les falta razón a los panistas para criticar al “hombrecito” Santiago Creel, quien a cuatro de años de asumir el cargo como secretario de Gobernación no ha podido encontrar los mecanismos para manejar la política interna y ni siquiera ha logrado acuerdo alguno con los partidos de oposición, lo que lo ubica como un burócrata de bajo perfil que de nada sirve al país ni al presidente de la República.
Desde problemas sociales y políticos sin resolver, diferencias con miembros del gabinete, descoordinación con la Presidencia y un hartazgo que ya es contagioso en el gabinetazo, han sido las características que definen a Creel Miranda y que ha impedido que sea el orquestador de los cambios políticos esperados por los mexicanos desde el año 2000, según criticas que recogió entre analistas políticos el reportero de la revista Contralínea, Manuel Pineda.
La mediocridad en Gobernación
Para algunos doctos en la ciencia política, Santiago Creel ha tenido problemas para transformar una Secretaría que durante los regímenes priístas fue la temible institución que se dedicó por mucho tiempo al espionaje político y a la represión de líderes sociales y políticos, en una institución que debe mantener el control político en tiempos de pluralidad y gobierno dividido.
Ángel Gustavo López Montiel, director de la carrera de Ciencias Políticas del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, considera que la principal diferencia y virtud de Creel respecto al régimen priísta, es que es el primer secretario de Gobernación que llega al puesto salido de las luchas políticas a favor de la democracia y, por lo tanto, debería de ser una figura que inspirara autoridad moral.
Sin embargo, dice, a pesar de que se ha dado mayor significado a la vigencia del Estado de derecho y de enfatizar como mecanismo político la negociación y no la imposición, han habido temas como los problemas internos en el PRI o lo que sucedió con la elección de los consejeros del Instituto Federal Electoral o la acusación en su contra de un supuesto delito electoral, y se extraña la presencia de una autoridad más firme en las decisiones políticas.
La cuestión es que no ha habido negociación, no solamente por incapacidad del secretario Creel, sino que ahora no impera el verticalismo sino la pluralidad, y es más difícil garantizar la gobernabilidad en la pluralidad. Hay un contraste muy marcado y extrañamos la eficiencia política de la vieja Secretaría de Gobernación, y que funcionara al mismo ritmo en la democracia, afirma López Montiel.
A los 50 años, 20 de ellos como abogado, profesor universitario, consejero ciudadano del IFE, diputado federal y candidato al gobierno del Distrito Federal, a Santiago Creel no le ha servido la experiencia, pues se mantiene en el anonimato ante los graves problemas nacionales, como si eso le diera puntos a su favor para la elección presidencial del 2006.
Para Benito Nacif, coordinador de la División Política del Centro de Investigación y Docencia Económica, la ineficacia de Santiago Creel radica en el nuevo entorno político, en el cual las viejas reglas y los poderes ya no existen, la inexperiencia del secretario y, como se cree que es un potencial candidato del PAN a la Presidencia, entonces las estrategias que ha empleado han sido equivocadas.
Nacif reconoce que Creel ha dejado de lado varios elementos importantes que son necesarios para hacer más eficiente el trabajo en la Secretaría de Gobernación, como es una mayor participación en el Congreso, con operadores políticos que cabilden en todos los flancos y la capacidad para movilizar el apoyo al presidente dentro del propio PAN.
Juan Luis Hernández Avendaño, coordinador de la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad Iberoamericana, coincide en que debe haber más trabajo legislativo por parte de la propia dependencia, pero esto no se nota porque el organismo se ha convertido prácticamente en un espectador privilegiado que solamente observa y ve cómo los partidos son incapaces de llegar a acuerdos con el gobierno y no tiene una estrategia inteligente de política interna. Es una Secretaría sin iniciativa y con poca creatividad política.
Afirma que la responsabilidad de Creel en la falta de políticas internas es que comparte con Fox lo “bien intencionado”, pero también la “ineptitud política”. Su carrera política le ha dado a Creel ciertos elementos para saber hacia donde avanzar en tiempos de incertidumbre; sin embargo, no era el más adecuado para manejar la operación política de Vicente Fox. Si hablamos de personajes, tenemos que hablar de Porfirio Muñoz Ledo, pues fue una pieza clave en la transición.
Para el perredista Gilberto Ensástiga Santiago, secretario de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, y quien ha criticado duramente a Creel, no considera que la ineficacia de Gobernación se deba a la persona que la dirige, sino a las políticas presidenciales que se han instrumentado, pues Gobernación no ha jugado un papel protagónico en la reforma del Estado, sino que ninguna institución ha sufrido una transformación radical antes del 2000 y se sigue viviendo con las mismas instituciones que fueron derrocadas.
Otro ejemplo de las torpezas de Santiago Creel es la operación del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), el cual bajo el control de Gobernación se ha vuelto verdaderamente inoperante, en donde nadie sabe qué hacer y ya se piensa en destituir a su titular Medina Mora.
Así, desde el principio de la administración foxista Creel ha tenido que enfrentar diversos problemas políticos que han dejado de manifiesto su incapacidad para resolverlos: uno de los errores más graves que cometió fue en el fracaso del proyecto del nuevo aeropuerto de San Salvador Atenco, el cual le restó credibilidad por la forma en que manejó el conflicto.
Pero quizá lo más importantes es que los analistas, los políticos y los líderes obreros y campesinos coinciden en que ante los múltiples descontentos sociales, la actuación de Santiago Creel al frente de Gobernación ha sido un fracaso y los dos años que restan al gabinete foxista serán un verdadero caos.
El fideicomiso Aduanas I
Otra cuenta pendiente que tiene el secretario de Gobernación es su participación en la constitución y operación de los fideicomisos privados Aduanas I y Aduanas II, así como la empresa Integradora de Servicios Operativos S.A. (ISOSA), mediante los cuales se desviaron recursos públicos del cobro de impuestos a la importación y exportación.
Los hechos ocurrieron hace más de 12 años, cuando Francisco Gil Díaz apenas era subsecretario de Hacienda en el régimen de Carlos Salinas, y Santiago Creel Miranda era un joven abogado que trabajaba en un despacho privado, desde donde fue contratado por Gil para instrumentar legalmente la creación de fideicomisos aduaneros y empresas privadas para cobrar por el Derecho de Trámite Aduanero y dichos fondos desviarlos del erario público. En las actas constitutivas de dichos fideicomisos aparece el nombre de Santiago Creel como integrante de dichos fideicomisos privados y, 12 años después, este secretario de Gobernación se niega a hablar del tema para no abrir un viejo expediente que nunca se aclaró.
Estos fideicomisos de Aduanas fueron creados por la Secretaría de Hacienda en Nacional Financiera y ahora, al entrar en su última etapa el gobierno del cambio, los foxistas intentan desesperadamente deshacerse de ellos para evitar que la Auditoría Superior de la Federación y el Congreso investiguen cómo la administración panista ha desviado miles de millones de pesos de fondos públicos correspondientes al cobro de impuestos por derechos y trámites aduanales.