En el gobierno de Enrique Peña Nieto tendrán que ocuparse de varios temas abiertos y sin atención que dejó el gobierno de Felipe Calderón. Uno de ellos es el contrabando técnico de textiles que llegan desde China pero cuyo origen se esconde a través de compañías estadounidenses y con la complicidad de supuestos empresarios mexicanos. En el Poder Legislativo se ocupan de firmar acuerdos para vigilar adecuadamente las aduanas y hasta intercambiar información con el gobierno chino; sin embargo, mientras no se termine con las redes de complicidad y de corrupción entre empresarios mexicanos no se acabará con éste flagelo que ha puesto en jaque a muchas compañías del sector textil que buscan competir legalmente.
El expediente más importante de contrabando técnico sigue abierto y los datos abundan pero sobre todo las conexiones entre el sector empresarial de México y Estados Unidos en donde ya se ocuparon del caso y en donde ofrecen datos claros de las conexiones con empresarios mexicanos.
La pista está documentada. Uno de los protagonistas ya fue sentenciado en Estados Unidos.
Graduado en la Universidad de Nueva York en el Instituto de la Moda de esa ciudad, el estadounidense Vahram Aynlian fundó la empresa N.Y Aynilian & Co. Inc, dedicada a la compra y venta de textiles sin incluir la manufactura ni producción de telas.
Ante agentes especiales del ICE, Aynlian declaró que fue en 1996 cuando conoció al empresario mexicano Anuar Name, con participación en el sector textil, ex socio de Isaac Saba y presidente del grupo Name.
Name Yapur, a quien el empresario estadounidense, identificó como “comprador de textiles para México”, le presentó a su sobrino Juan Name Name quien en 1998 le propuso utilizar su compañía para producir facturas y certificados de origen falsos para aprovechar, en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) las preferencias arancelarias para la exportación de telas a México.
Aynilian aceptó – de acuerdo con su confesión ante agentes del ICE – y comenzó la emisión de facturas y certificados que fueron utilizados para introducir textiles de Estados Unidos a México sin declarar ante las aduanas mexicanas su verdadero origen asiático.
De esta forma, Name Name, quien operaba en Laredo, Texas, un negocio de almacenaje y reenvío de textiles a México, introdujo al empresario estadounidense en un círculo de falsificación de documentos que durante cinco años les permitieron evadir el pago de los impuestos correspondientes. Aynilian no sólo se involucró en la emisión de documentos falsos; también amplió su participación a la logística que permitió llevar los textiles asiáticos a México.
El sobrino del empresario textilero Name Yapur le presentó a otro empresario estadounidense: Fred Lukach, quien se dedicaba a través de la empresa DR Logistics a dar servicios de almacenaje y fletes en Laredo, Texas.
Juan Name le dijo a Vahram Aynilian que Lukach fungiría como intermediario en la logística de la elaboración y pago de los documentos fraudulentos. Con la participación de Lukach, Neme evitaba aparecer en los registros bancarios porque era éste empresario estadounidense quien enviaba al Aynilian las transferencias electrónicas que cubrían el pago por los certificados falsos. A los investigadores del ICE, Aynilian les explicó que por cada juego de factura y certificado de origen falso el mexicano pagaba 1,000 dólares.
Además de Lukach, en la triangulación de los pagos el expediente del Servicio Inmigración y Control de Aduanas señala al mexicano Jesús Eduardo Magnuson Salinas, transportista con operaciones en Nuevo Laredo, Tamaulipas y de quien una Corte de Distrito del Sur de Texas reporta como involucrado en un caso de narcotráfico de al menos 50 kilogramos de mariguana. Magnuson apeló impugnó la acusación ante el Poder Judicial de Estados Unidos.
Sobre el mexicano Jesús Eduardo Magnuson, en Laredo, Texas, agentes especiales de ICE reportaron encontraron información sobre la estrategia del transportista para lograr el ingreso de los textiles al territorio mexicano.
Jesús Eduardo Magnuso, reporta un documento del ICE con fecha al 5 de mayo de 2009, le pagaba a la organización criminal de “Los Zetas” para que estos permitieran el cruce de los embarques a México sin ser secuestrados o robados por ellos mismos.
Jesús Eduardo Magnuson, a quien se le identificó con una cuenta bancaria en HSBC México, depositaba el dinero en una cuenta bancaria y un miembro de “Los Zetas” le daba la autorización para introducir los embarques de textiles a México.
Además del pago a “Los Zetas” para lograr inmunidad, Jesús Eduardo Magnuson también enviaba pagos a la compañía N.Y. Aynilian por la compra de documentos fraudulentos y a veces escoltaba los embarques de textiles a la Ciudad de México.
Los agentes especiales de ICE en Laredo, Texas, notificaron un requerimiento de información ante el Valley National Bank de Nueva York a fin de que proporcionara información sobre las transferencias electrónicas recibidas de 2007 a 2008 en la cuenta número 41114841 que se abrió en dicho banco a nombre de Vahram Aynilian.
Derivado de los anterior, el Valley National Bank de Nueva York proporcionó a los agentes especiales de ICE en Laredo, Texas, un listado sobre transferencias enviadas a la referida cuenta por diversas personas y compañías, entre las cuales se encuentra Jesús Eduardo Magnuson Salinas quien realizaba pagos a nombre de terceros involucrados.
Entre las empresas y personas que realizaron transferencias electrónicas se encuentran Platino World Limitied SA de CV; Silvia Patricia Martínez Mancilla; Citiex Fabric; Comercializadora e Importadora Alba; Gerónimo Guevara Rodríguez; Alie Camara DBA PAPA; Dreamwell Collection; Adverting Creations; Paul W. Huick; Deona E. Magnuson Salinas; Artemide Inc; Oscar García; Elloise International Corporation; Ward and Co. LTD, Texport, Inc; María Antonia Del Rivero Díaz; Salomon James; Abdou S. Marong; CID Ribeiro; Proyecciones de Marca SA de CV; Libre Mercantil Mexicana SA de CV; Cotswold Industries Inc y Altex.
El sello de Pedro Aspe
En el gobierno de Enrique Peña Nieto, el ex secretario de Hacienda, Pedro Aspe, pudo haber ocupado cualquier puesto: Secretario de Hacienda, Director General de PEMEX, por sólo mencionar algunos cargos.
Decidió, sin embargo, mantenerse en Protego que forma parte del grupo Evercore. En los documentos de Evercore presentados ante la autoridades del mercado de valores de Nueva York (SEC, NYSE), Evercore Partners, destacaban que entre el gran capital de Pedro Aspe se encontraba, sin duda, su cúmulo de relaciones con funcionarios y empresarios.
Pedro Aspe, sin embargo, ha sido extremadamente cuidadoso en la vinculación y negocios que ha realizado a través de Protego, antes y después de que esa consultoría fuera vendida a Evercore.
Aspe aseguraba que los ex Secretarios de Hacienda se convertían en actores sumamente comprometidos con la sociedad. Desde esa posición, pensaba, prácticamente, que ningún ente económico escapaba a su regulación, a su supervisión.
Como responsables del Servicio de Administración Tributaria, como responsables de las políticas económicas, los ex Secretarios de Hacienda tienen acceso a todo tipo de información privilegiada.
Por esa razón, Francisco Gil Díaz se hizo acreedor a críticas que ponían en tela de juicio su contratación en el gigante de la banca HSBC. Al final, Gil Díaz decidió replegarse en el sector de las telecomunicaciones y allí permanece, en la empresa española Telefónica.
Pedro Aspe, en cambio, desde Protego desarrolló un mercado que, a su juicio, no representaba conflicto de interés: el de la reestructuración de deudas de los gobiernos de los estados. Sin embargo, también impulsó cambios estructurales muy importantes en el mercado de valores. Fue Protego y el conocimiento de Aspe sobre disciplina fiscal y marco tributario el que hizo posible el nacimiento de las FIBRAS: fideicomisos especializados del sector inmobiliario cuyo títulos se cotizan en el mercado de capitales. Con Luis Téllez, otro ex funcionario del gobierno salinista, logró los amarres y acuerdos necesarios para destrabar un mercado de financiamiento largamente esperado.
Su alumno: Luis Videgaray es ahora Secretario de Hacienda y Crédito Público y la huella de Aspe está presente. En la dependencia ya se integraron al menos 10 directivos que participaron en Protego. Además, entre las consultorías que realiza la firma de análisis e inversión se encuentra ya la Reforma Fiscal Integral. Las evaluaciones ya están en marcha y son los expertos que encabeza Pedro Aspe los que realizan los cálculos finos sobre los cambios necesarios para transformar el ambiente tributario del país y dejar la dependencia de la factura petrolera.
Aunque el titular de la SHCP dejó a un lado cualquier cambio tributario en el Paquete Económico 2013, lo que permitió el avance y final aprobación el pasado 21 de diciembre, Protego sigue adelante – contrato en mano – con los análisis.
Egresados del ITAM, del MIT de Massachusetts, los funcionarios hacendarios que encabeza Videgaray y asesora Pedro Aspe conocen a la perfección los mensajes que interpretan positivamente los mercados financieros. De hecho, se preparan para administrar la abundancia en materia de flujos foráneos. Las calificadoras de riesgo como Moody´s y Standard & Poor´s – también con sendos contratos con el gobierno mexicano – ya comienzan a alistar sus buenas opiniones sobre la estabilidad económica y las perspectivas positivas.
El sello de Pedro Aspe, además, estará en la reestructura de PEMEX. Ese es otro de los contratos que ya fue firmado con Protego, cuyos consultores analizan ya el paquete de reformas estructurales que serán necesarios para liberar a la paraestatal y catapultarla en el nuevo mapa energético determinado por los nuevos yacimientos de Shale Gas, o Gas Pizarra.
Pedro Aspe, que acompañó a Carlos Salinas en la primer etapa de reformas estructurales de la economía, será otra vez el artífice de cambios trascendentales para el país.
El problema con Aspe, famoso también por su frase: “La pobreza es un mito genial”, es que su pensamiento liberal tendrá que incorporar los grandes problemas de un país como México, en donde no sólo importa que llegue la inversión extranjera o incorporarlo a las tendencias del capital, sino generar condiciones de igualdad y equidad para el desarrollo de todos los mexicanos y no sólo de las clases privilegiadas. De otra forma, seguirán los problemas de violencia e injusticia.
La pobreza no es un mito genial, existe, lacera y confronta a los técnicos de la economía, a la tecnocracia que ve al país desde un escritorio o desde una oficina remozada en un barrio elegante. Que esta vez Aspe no se equivoque.