Miércoles 22 de junio de 2005

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En un grueso expediente que la Procuraduría de Suiza entregó al general Rafael Macedo de la Concha cuando éste era el procurador general de la República, se incluye un testimonio de un narcotraficante colombiano Alex Ramos, apodado “El Brujo”, quien actualmente purga condena perpetua en una prisión estadounidense, quien asegura haber tenido contacto con un empleado de la Secretaría de Gobernación, de nombre Gonzalo Romero, y quien era enlace entre el cártel de Medellín y la familia Salinas de Gortari.

Interrogado el 21 de noviembre de 1997, Alex Ramos afirma que desde finales de 1987 hasta los últimos días de 1999, el cártel de Medellín transportaba cocaína por vía aérea y realizaba entre 10 y 30 aterrizajes en pistas mexicanas cada mes, lo que significaba a la “Organización Salinas” recibir pagos de 4.5 millones de dólares en promedio mensuales, es decir que en esos dos años dicho cártel entregó poco más de 100 millones de dólares.

Para la exprocuradora suiza Carla del Ponte, dicho dinero justifica los casi 140 millones de dólares que Raúl Salinas de Gortari depositó en cuentas bancarias en Europa y que le fue pagado por la protección que daba a los narcotraficantes que trasladaban la droga colombiana al mercado estadounidense.

Según el testimonio de “El Brujo”, las aeronaves procedentes de Colombia podían aterrizar en territorio mexicano hasta que un equipo de operadores bajo el mando de Raúl Salinas de Gortari les daban la clave de “luz verde”, la cual iba acompañada de un plan de vuelo y el programa de las frecuencias de comunicaciones para que los aviones no fueran detectados por los radares de México y de Estados Unidos.

El Interrogatorio a “El Brujo”

En el interrogatorio judicial realizado en una prisión estadounidense al narcotraficante apodado “El Brujo”, los fiscales tratan de confirmar la información proporcionada por otro narcotraficante de apellido Batista que está bajo la protección de la justicia mexicana y que es uno de los principales acusadores de las relaciones mafiosas que tenían los hermanos Carlos y Raúl Salinas de Gortari con los cárteles de la droga de México y de Colombia.

Este es el interrogatorio a “El Brujo”:

¿Quién es Nilo Batista?

–Es un comerciante internacional de Paraguay. Tiene también las nacionalidades española, portuguesa y mexicana. Su hijo se llama Michael Roger Batista Bebe, quien fue el tipo que me fue a ver al hotel. Nilo Batista jamás. Fue “El Negro”. El trabajó para el cártel de Medellín. Su número telefónico me lo proporcionó Gonzalo Rodríguez Gacha, quien me dijo que Nilo Batista era el intermediario con Raúl Salinas de Gortari, a quien debería entregarle el dinero que enviaba el cártel de Medellín. Lo ültimo que oí de Batista fue que estaba detenido en la cárcel.
En 1988 vi a Michael Batista y a (su padre) Nilo Batista, (y) les di dinero que deberían entregarlo a Raúl Salinas. Esto fue en el Hotel Marriot en Houston, Entregué personalmente 250 mil dólares. Todas las demás veces le pagué a Raúl Salinas por conducto de “El Negro” (apodo asignado a quien ocupa el puesto en México para representar al cártel de Medellín). Muchas personas ocuparon este cargo en momentos difíciles. Aquel que en un momento dado era “El Negro” trabajaba para Fernando Galeano, un miembro del cártel de Medellín. Pocas veces supe los nombres correctos. Recuerdo que en julio de 1989 “El Negro” fue detenido en México y su arresto apareció en los periódicos, por lo que fue reemplazado por otra persona.
De 1986 a noviembre de 1987, trabajé en Los Angeles para el cártel de Medellín. Después, de julio de 1988 a abril de 1989 fui el representante en Houston. En este último lapso pagué 300 mil dólares por la protección para realizar aterrizajes en México. A partir de julio de 1989 trabajé por mi propia cuenta en Houston.

¿Durante estos tres periodos, le pagó dinero por la protección a Raúl Salinas de Gortari y cuánto fue el monto total?

–Tan solo di la orden de que se efectuaran los pagos y yo era el responsable de la operación. Conté el dinero y lo empaqué, a modo de que si surgía algún problema, ellos hubiesen venido conmigo. El negocio que perdí por “Tío Leo” en noviembre de 1989 fue de 3 millones de dólares.
Por mes se realizaban entre 10 y 30 aterrizajes de aviones cargados con cocaína en territorio mexicano, desde finales de 1987 a los últimos meses de 1989, por lo que el cártel de Medellín debió pagar un promedio de 4.5 millones de dólares por mes y en total debieron ser más de 100 millones de dólares. Por cada kilogramo de cocaína recibí 500 mil dólares, de lo cual tenía que pagarle a mi gente y que eran unas 20 personas.
En Nueva York tuve cuatro oficinas en las que había que entregar las drogas. Jamás traté a alguno de los jefes de estas filiales; de hecho, los conocí por teléfono y tampoco supe hacia dónde iban las drogas desde Nueva York. Jamás utilizábamos nombres originales, siempre usamos números. Rodríguez Gacha era el 00 de Colombia. Cuando operaba contaba con 8 teléfonos celulares móviles distintos para cada ciudad. Por ejemplo, todos los días hablaba al número 28 de Medellín.
Con mi gente en Houston trabajé de la siguiente manera: las drogas llegaban a Houston procedentes de México. Mi gente las transportaba y las llevaba a mi rancho a bordo de trenes de carga. Allí las subían a camiones de carga y el material era distribuido en todo el país. Después de las 9:30 de la mañana tenían que quedarse en el interior de la casa y yo les compraba libros y películas para manteneros ocupados y para que no se salieran.

¿Cuántas veces vio usted a Raúl Salinas de Gortari?

–Una vez en 1987 y otra en 1988. Las dos veces en el mismo hotel. En 1987 nos encontramos en el lobby del hotel Galería Plaza, en México. Mi esposa (Luz Estela Salazar) me acompañó aquella ocasión y la presenté con Raúl Salinas, quien se encontraba solo. Eran como las once de la mañana. Hablamos sobre el financiamiento de la campaña presidencial y sobre el dinero de protección para transportar las drogas por territorio nacional. Raúl fue quien fijó los costos de aterrizaje en 300 mil dólares. Lo acepté porque era un buen precio por cada avión con droga que aterrizaba en México.
En la segunda ocasión, en 1988, Raúl Salinas estuvo acompañado de mucha gente. El Tenía algo así como una reunión política o de negocios en el hotel Galería Plaza y me llamó por teléfono a mi cuarto. Por Nilo Batista supo Raúl Salinas que en esa fecha estaba yo en el hotel, en preparación de una carga de 526 kilogramos de cocaína. Yo viajaba con mi pasaporte colombiano bajo el nombre de Bernardo Antonio y así me registré en el hotel.
Nilo Batista me habló por teléfono y me dijo que Raúl Salinas estaría en el hotel aproximadamente a las 18:00 horas y me hablaría desde la recepción. Raúl Salinas así lo hizo y me pidió que bajara, porque quería presentarme a algunos de sus amigos políticos. Le dije que lo vería a solas, sin que hubiera fotógrafos alrededor. Entonces nos vimos un momento corto en la cafetería y hablamos sobre la situación en Acapulco y los 526 kilogramos de cocaína. Raúl Salinas me pidió informarle a Rodríguez Gacha que estaba muy contento con el negocio, pero que necesitaba más dinero.
Le dije a Raúl que tenía unas esmeraldas para su esposa (Paulina Castañón). Más tarde Raúl Salinas mandó a su chofer al hotel para recoger las esmeraldas. No conozco la dirección d su casa, pero cuando trabajé en México sólo tuve el número telefónico.

¿Con qué frecuencia le habló por teléfono a Raúl Salinas de Gortari?

–Alrededor de ocho veces. Raúl Salinas tenía mi número en Houston y regularmente él me hablaba. Una vez después de que había hablado por teléfono con Rodríguez Gacha, le hablé a Raúl Salinas de Gortari porque habíamos perdido una carga y todo estaba demasiado justo. Raúl Salinas le aumentó la cantidad a la siguiente carga. La mayoría de las veces fue Raúl Salinas el que me habló respecto al negocio, sobre las pistas a utilizar en el futuro y para informarme que había recibido los pagos.

¿Quién es Tío Leo?

–Es un mexicano que está en la industria cinematográfica, es un agente teatral que conoce a muchos políticos. También es traficante de drogas. Pedro Ornelas se hizo conocer por Tío Leo y éste me dijo que si yo necesitaba ayuda me podría proporcionar todo, como camiones de carga, porque él trabaja en colaboración con el PRI. Como nombres mencionó a Carlos salinas de Gortari y a su hermano Raúl, además de otras personalidades del PRI. Raúl Salinas me dijo que me pusiera en contacto con él por medio de Tío Leo, quien seguramente aún vive y posiblemente esté en México. Aún tengo su número telefónico.

¿Cuáles fueron sus últimos contactos con Raúl y Carlos salinas de Gortari, y con Raúl Salinas Lozano?

–Cuando necesitaba a alguno de ellos le hablaba por teléfono a Rodríguez Gacha. Cuando le hablé por teléfono a Raúl Salinas siempre recibió la llamada un hombre, nunca lo hacía directamente Raúl. Además hablaba con Gonzalo Romero, quien trabajaba en la Secretaría de Gobernación. Jamás tuve contacto con alguien del círculo interno de Raúl Salinas o su hermano Carlos. Gonzalo Romero fue quien me entregó los pasaportes de la gente de Raúl Salinas.

¿Alguna vez oyó usted el nombre de Magdalena Ruiz Pelayo?

–Si. Del interrogatorio de Magdalena Ruiz Pelayo, del 18 de noviembre de 1997, me fue leída la última página en donde ella dice que me conoce. Es posible que me haya visto con Raúl Salinas en alguna de las dos veces que me encontré con él, pero en aquel entonces yo no la conocía. Confirmo que Magdalena Ruiz Pelayo se expresó correctamente de que le entregué esmeraldas a Raúl Salinas de Gortari y que quizás ella me haya visto. Personalmente jamás le entregué dinero a Raúl salinas, pero quizás ella haya visto dinero que le haya sido entregado a Raúl por encargo mío.

¿Tuvo usted alguna vez contacto telefónico o personal con Carlos Salinas de Gortari o Raúl Salinas Lozano?

–Con Carlos Salinas de Gortari jamás, pero una vez hablé por teléfono con Raúl Salinas Lozano. El me habló para agradecerme los bocadillos que le mandé a su fiesta.

¿Conoce usted a Marco Enrique Torres?

–No conozco a nadie con ese nombre. Siempre utilizamos sobrenombres o números.

¿Conoce usted a Justo Ceja Martínez (secretario particular de Carlos Salinas de Gortari)?

–No. Y lo repito, con toda seguridad no lo hubiese conocido por su nombre, sino con un sobrenombres o un alias o un número.

¿Quiénes son Pedro Ornelas y Gonzalo Romero?

–Pedro Ornelas es un traficante de drogas mexicanos, que trabajaba como transportista para la organización de Rodríguez Gacha. Gonzalo Romero trabajaba para la Secretaría de Gobernación y estaba en el negocio de las drogas y me protegía. El proporcionaba la seguridad para Pedro Ornelas y para mí. En ese entonces, Gonzalo Romero trabajaba como contrabandista de drogas independiente y está en contacto con Carlos Salinas en el negocio de las drogas.

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