En medio del escarnio por acusaciones de corrupción, motivadas más por tiempos electorales que por acciones de la justicia, en los últimos meses hemos visto como gobernadores priístas y panistas han sido señalados por delitos criminales y, por lo menos en seis casos, están sujetos a proceso penal, algunos localmente y otros a nivel federal.
También en menor escala y con pocos reflectores, debido a que el presupuesto público que manejan es considerablemente inferior al de los gobiernos estatales, algunas administraciones municipales también son señaladas por delitos de abuso de autoridad y desvío de recursos públicos, dinero que en muchas ocasiones va a parar a las cuentas bancarias personales de los alcaldes, de sus familiares o de prestanombres, quienes con impunidad y cinismo lo lucen en sus pueblos sumidos en la miseria.
Esto sucede en uno de los municipios más pobres de Veracruz y del país, Santiago Tuxtla, ubicado al Sur del estado y en donde la alcaldesa panista Claudia Guadalupe Acompa Islas –quien heredó la presidencia municipal de manos de su esposo– ha sido señalada en medios de comunicación de abusar de lujos y ostentación en su vida diaria, al gastar millones de pesos sólo en vestimenta de ella y su familia, lo que ha provocado que los llamen en redes sociales “familia Gucci”, por ser ésta la marca de ropa de su preferencia.
Esa exhibición de lujo y ostentación de una servidora pública, que gana nominalmente 50 mil pesos mensuales como alcaldesa, evidentemente no se justifica y ha provocado que los órganos de inteligencia del gobierno, como la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), investiguen las cuentas, los bienes, sus relaciones y la actividad política de la funcionaria, para determinar si su forma de vida y su fortuna se sustenta en dinero lícito o en desfalcos al erario o relaciones “peligrosas”.
En el reporte de inteligencia se informa de la ficha biográfica de la presidenta municipal: originaria de la Ciudad de México, en donde estudió contaduría pública en la Universidad del Valle de México, con cédula profesional 2107285. Está casada con Raúl Sosa González, excalde de Santiago Tuxtla, con quien ha procreado dos hijos.
La breve carrera política de Claudia Acompa ha sido impulsada por su esposo desde que éste asumió el ayuntamiento en 2010 y la nombró presidenta del DIF municipal, momento en que empezó a proyectarla como su futura sucesora. En 2013, a pesar de la oposición de distintos líderes panistas locales, el marido logró postularla como candidata del Partido Acción Nacional a la presidencia municipal de Santiago Tuxtla, en donde ganó la elección con 34.06 por ciento de la votación total.
Antes de que su esposo fuera alcalde, Claudia Acompa se dedicaba a labores del hogar y ayudaba en la administración de los ranchos ganaderos que poseen en la región.
Para la campaña electoral de Claudia, su esposo destinó fuertes apoyos financieros y materiales, muchos de ellos, según denuncias, provenientes de las arcas municipales de Santiago Tuxtla. Este derroche de recursos le permitió a Claudia lograr una apretada victoria de menos de seis puntos porcentuales sobre el candidato del Partido Revolucionario Institucional.
Como se preveía, al relevar a su marido en la alcaldía, él fue quien impuso a la mayoría de los servidores municipales, algunos integrantes de su grupo político y otros aliados coyunturales, a quienes Raúl Sosa controla por conducto de Marcos Flores Aguilar, titular de la Secretaría Técnica del Ayuntamiento.
Las primeras dificultades de Claudia Acompa al asumir el cargo, fue con los regidores de todos los partidos, incluido el propio PAN, quienes se inconformaron por la manera despótica en que se conducía, por tomar decisiones sin consultarlos y, principalmente y es el malestar mayor, les restringió sus salarios, viáticos y compensaciones.
De manera particular tuvo diferencias con el primer regidor, el panista José Luis Otapa Merlín, a quien pretendió relegar dentro del cabildo y ordenó a la titular de la Tesorería Municipal, María Antonia Carmona Díaz, que le suspendiera todo tipo de apoyos económicos. Además, intervinieron los teléfonos y el correo electrónico del funcionario, y montaron una vigilancia personal. En respuesta, el regidor denunció el acoso y responsabilizó a la alcaldesa de su integridad física y la de su familia.
Pero la más grave crisis interna que ha enfrentado Claudia Acompa ocurrió en mayo de 2015, cuando por problemas personales con su marido ordenó el cese de apoyos económicos a algunos aviadores que cobraban en el municipio por instrucciones de él, como es el caso de Mirna de Jesús Maldonado Mendoza, quien en la administración anterior había desempeñado los cargos de directora de Turismo y después directora de Gobernación, pero Claudia le suspendió los “apoyos” y esto provocó que su esposo Raúl Sosa boicoteara las actividades del ayuntamiento.
En respuesta, la alcaldesa ordenó el cese de funcionarios vinculados con su marido, como Marcos Flores Aguilar; así como Sonia Soria Ruiz, Guadalupe Marlén Melo Solís, Luis Gutiérrez Tadeo, José Luis Cobos Medina, Abigail Román Conde, Filiberto Vergara Organista y el doctor Ricardo Chávez Escamilla.
Esta disputa familiar trasladada a la presidencia municipal paralizó las actividades del ayuntamiento y generó una crisis política que estuvo a punto de costarle el cargo a Claudia Acompa. La diferencias se agravaron cuando Sosa, en conferencia de prensa el 14 de mayo de 2015, se deslindó del gobierno de Acompa y anunció que encabezaría acciones para exigir que cumpliera con sus compromisos de campaña y que acudiera con regularidad a laborar, ya que “con mucha frecuencia se ausenta durante largos periodos de sus funciones y del propio municipio”.
Por mediación del propio partido al que los dos pertenecen, pactaron una tregua y todo volvió al mismo lugar que estaba antes del conflicto, los aviadores siguieron cobrando, los funcionarios cesados regresaron y el principal operador de Sosa, Marcos Flores, asumió el cargo de director de Gobernación municipal, desde donde controla la mayoría de las áreas del ayuntamiento de Santiago Tuxtla. Ésta es una “bonita familia panista” que se aprovecha de los recursos públicos y abusa del poder.