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En una acción oportunista de Aurelio Nuño, que la quiere presentar como una estrategia conciliadora, “audaz e inteligente”, este titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) se vuelve a equivocar al simular negociar con los líderes charros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), encabezados por Juan Díaz de la Torre, y aceptar que se modifique lo que antes había rechazado contundentemente: la evaluación de desempeño que se había cocinado como una “reforma educativa” en la SEP y que es una de las principales demandas de la opositora Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

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Mientras en la Secretaría de Gobernación su titular Miguel Ángel Osorio Chong se esfuerza por recomponer el desastre causado por Nuño, que llegó al extremo de provocar el asesinato de 11 personas en el municipio de Nochixtlán, Oaxaca, y negocia con líderes de la CNTE para atender sus demandas y disminuir con ello las protestas sociales y bloqueos por parte del magisterio disidente en plazas, calles y carreteras de varios estados del país, el titular de la SEP monta un decepcionante espectáculo para aceptar finalmente que se equivocó y que la CNTE tiene razón, al señalar lo absurdo de la “reforma educativa” y su “evaluación”. Lo único que pretenden éstas es poder expulsar y encarcelar a los maestros que protestan y exigen sus derechos.

Lo que Nuño no entiende es que acaba de quemar una valiosa carta –aceptar modificar la evaluación educativa– que Osorio Chong pudo haber utilizado en la negociación con los líderes de la CNTE. En lugar de aceptar modificar la evaluación educativa en una farsa montada con el charro Díaz de la Torre –quien dice y hace todo lo que le pida Nuño a cambio de no ser investigado por las corruptelas que cometió al lado de su exjefa Elba Esther Gordillo y por las cuales ésta sigue presa desde hace más de 2 años–, debió permitir que el secretario de Gobernación tuviera mayor margen de negociación.

Después de los graves errores cometidos por el titular de la SEP por negarse a negociar con los maestros de la CNTE, un derrotado Aurelio Nuño involucró al SNTE para anunciar ante sus líderes –y no ante los integrantes de la Coordinadora, quienes exigen un diálogo abierto y claro– que, en un plazo de 45 días, se hará un “rediseño global” del proceso de evaluación, incluido en la “reforma educativa”. Algo que Nuño rechazó desde que tomó posesión de la SEP, cuando sustituyó al octagenario Emilio Chuayffet.

Temeroso y avergonzado, lo que Nuño ha evitado por todos los medios es sentarse a dialogar con la disidencia magisterial, la cual le reprocha sus errores al frente de la SEP y la pésima conducción del conflicto magisterial, que causaron la muerte de varias personas de la sociedad civil que apoyaban las demandas magisteriales.

Después de lograr que el secretario de Gobernación fuera el responsable de encabezar las negociaciones con la CNTE, los líderes disidentes también rechazan a Nuño como interlocutor en una de las tres mesas de diálogo, la relativa a la de educación, con lo cual le quitan todo margen de operación y decisión al titular de la SEP en la “reforma educativa” y su respectiva evaluación. Esto convierte a Nuño en un funcionario inútil para el presidente de la Republica, Enrique Peña Nieto, quien ya piensa en quien pueda ser su posible sustituto.

Al lograr que el secretario de Educación aceptara modificar el proceso de “evaluación” y quitarle su carácter punitivo, los maestros de la CNTE se concentran ahora en exigir la liberación de sus líderes presos, la reincorporación de los docentes cesados y en echar atrás toda la “reforma educativa” (algo que el mismo presidente Enrique Peña Nieto ha reiterado que no es posible). Así, aquellos que auguraban que la disidencia magisterial estaba derrotada –desde aquellas acciones en Oaxaca que le quitaron a la sección 22 el control de la educación y su administración financiera–, tendrán que esperar el resultado de las negociaciones en las tres mesas de trabajo, en donde sin duda la disidencia recuperará algo del terreno perdido y dejará aún más fuerte al movimiento magisterial de la Coordinadora.

Por supuesto que en esta necedad de Aurelio Nuño, los afectados por la falta de clases en miles de escuelas de varios estados del país son los niños, que vieron interrumpidas sus lecciones escolares. De esto sólo se culpa a los maestros que han dejado las aulas para protestar y marchar en defensa de sus derechos, aunque no son los únicos responsables.

Las acciones de protesta de la disidencia magisterial han llegado también al Congreso, en donde integrantes de la Comisión Permanente propusieron a la CNTE promover una “iniciativa ciudadana” para modificar de fondo la “reforma educativa”, debido a que ésta fue aprobada en el Congreso con la complacencia de todos los partidos políticos, y sólo de esa forma podría ser revisada y modificada en bien de la educación del país y sus actores principales: estudiantes, maestros y sociedad en su conjunto.

Ante la desastrosa administración de Aurelio Nuño al frente de la SEP, en donde aún no cumple ni 1 año, algunos conservadores –Nuño incluido– ven todavía al secretario de Educación Pública como fuerte aspirante a la Presidencia de la República, así que han salido a defenderlo ante los medios de comunicación, “no sea la de malas y sí llegue al poder”, sin importar el daño que su gestión ha causado al gobierno de la República y la pésima imagen que en el extranjero ha causado el gabinete en su conjunto, al mostrarse como un séquito de burócratas incapaces de gobernar y resolver los problemas y la demandas sociales fundamentales en una democracia: educación, salud, alimentación y libertad de expresión.

Miguel Badillo

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