Vigo, España. Aquí, como en México, no está claro porque una empresa del Estado como Petróleos Mexicanos (Pemex) permite a una empresa privada firmar contratos por cuenta propia y no a nombre de la entidad paraestatal que sí rinde cuentas al Congreso de la Unión. En Galicia, sin embargo, la falta de transparencia de Pemex es lo que menos importa, siempre y cuando se cumpla “sí o sí” un contrato firmado con PMI por 380 millones de dólares. Los use o no Pemex en sus operaciones, PMI pagará los buques gallegos. Eso es un hecho.Con cientos de fideicomisos privados, negociaciones ocultas para fijar precios diferenciados para el petróleo y, recientemente, las inversiones en la también española Repsol, los mexicanos han observado durante las últimas décadas, en medio de una inexplicable impotencia legislativa, la falta de transparencia en sus operaciones que caracteriza a la subsidiaria de Pemex, PMI Comercio Internacional, una compañía privada domiciliada en Madrid y cuya contabilidad es un misterio.
Aquí en Vigo, PMI firmó dos contratos con astilleros gallegos para adquirir “floteles” y exigió un acuerdo de confidencialidad de parte de las empresas privadas para evitar que los mexicanos y los españoles conozcan las condiciones de los mismos. Esto ha generado especulaciones y entre los trabajadores de Vigo corre la especie de que se hizo un descuento del 30 por ciento en el precio de los buques hotel, lo que aseguran nadie podría mejorar la oferta, por lo que se trataría de una asignación directa de parte de Pemex.
Según el director financiero de la empresa naval Hijos de J. Barreras, Juan González, uno de los astilleros privados más importantes de Europa, fue el propio director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel, quien solicitó la firma de un acuerdo de confidencialidad para no revelar el contenido de los dos contratos que la paraestatal petrolera signó con ellos y con la otra naviera Navantia Ferrol. Se trata de una condición de confidencialidad que es normal en muchos contratos entre empresas privadas, pero no en el caso de una paraestatal como Pemex. El presidente Mariano Rajoy aseguró que el gobierno españolo no tenía ningún inconveniente en que se conociera la letra pequeña de esos contratos; sin embargo, en Pemex piensan distinto y han ocultado no sólo la información de los mismos, sino que niegan la existencia de los mismos.
El contrato fue firmado por el representante de P.M.I en España, José Manuel Carrera, pero tuvo como testigos a dos asesores jurídicos de Pemex.
El ejecutivo del astillero Barreras aceptó que para su empresa los contratos para la construcción de los dos hoteles flotantes es muy importante, por lo que empleados de esa empresa ya trabajan en los planos. Con más de un año de mantener paralizada la planta de producción por falta de contratos, lo que significa que 2 mil trabajadores de Barreras se mantienen sólo del subsidio gubernamental, y con una deuda de más de 100 millones de euros que mantenía asfixiada a la empresa, Juan González aseguró que ya renegociaron con una quita de más del 80 por ciento, lo que les permitió salir del concurso mercantil en el que se encontraban. Así de importantes son los contratos de P.M.I en Galicia.
Fuentes de PMI en Madrid también confirmaron que a petición de Pemex hay un acuerdo de confidencialidad para evitar dar a conocer los contratos; sin embargo, aseguran que se obtuvieron los mejores precios. Pero el Congreso mexicano no tendrá prueba de ello y hasta ahora parece que tampoco les importa lo que firme Pemex en lo oscurito.
Políticos, empresarios y trabajadores de astilleros en Galicia, una comunidad autónoma española, esperan los contratos largamente anunciados por PMI Comercio Internacional. Para ellos, es Pemex y no una compañía privada la entidad que les ha jurado los contratos, en principio, por más de 380 millones de dólares, y hasta el desarrollo de un centro logístico en sus costas después de que en la Coruña, en el puerto de Langosteria, se adjudicó a Pemex la explotación de esa terminal durante los próximos 35 años, para el mejoramiento del petróleo.
Pero lo que llama la atención es la celeridad con la que se cumplen los acuerdos de inversión fuera del país, mientras a cuenta gotas se liberan los recursos para la construcción de la refinería de Tula, que debió operar desde 2010. En España, en cambio, se firman compromisos de inversión que en el terreno de la legalidad tendrían que ser negados por Pemex y encontrar justificaciones comerciales amparadas por el carácter privado de PMI.
En México, el titular de Pemex Exploración y Producción (PEP), Carlos Morales, rechazó que la paraestatal hubiera firmado un contrato con dos compañías gallegas para la construcción de dos plataformas habitacionales o floteles, lo cual sería una verdad a medias, pues aunque la firma no la hizo Pemex directamente, sí lo hicieron funcionarios de su filial PMI Comercio Internacional, por lo que esa afirmación de Morales simplemente carece de sentido y de sustento.
Para el titular de PEP, Pemex sólo consultó y solicitó cotizaciones con 21 empresas internacionales, con el propósito de obtener los mejores precios para la compra de dos plataformas marinas habitacionales, floteles. Lo que es un hecho es que Pemex necesita esos floteles para albergar a unos 17 mil trabajadores, cuyo hospedaje le cuesta ahora a la paraestal 1 mil 400 pesos diarios por trabajador.
Entre esas 21 empresas privadas, dijo Morales, se encuentra PMI Comercio Internacional, entidad que “eventualmente” habría firmado esos contratos con el gobierno de Galicia, dice Morales en un tono de deslinde de las responsabilidades de la paraestatal, frente a los astilleros gallegos.
Sin embargo, para el presidente de España, Mariano Rajoy, no existen tales eventualidades: “La firma de dos contratos con la empresa pública mexicana Pemex ha sido un balón de oxígeno para el sector naval gallego, que pasa por dificultades. Y además de un balón de oxígeno ha sido el prólogo de nuevos contratos que sin duda habrá, y pronto, en el futuro”. Contundente como se ha mostrado en este caso que en Galicia pasa del escándalo a la angustia contenida de miles de trabajadores, Rajoy tiene claro que la firma del contrato es irreversible.
Es cierto, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, recibió una amonestación de su Congreso por utilizar con fines político electorales el anuncio del contrato con Pemex y los astilleros gallegos.
La reprimenda política, sin embargo, bien valió la pena, porque mientras Galicia sobrevive a la crisis como una de las pocas entidades que no ha pedido apoyo al gobierno español en medio de la crisis global, los contratos con Pemex son, como dice Rajoy, un verdadero balón de oxígeno que bien vale el desaseo en las campañas políticas.
Contrato en mano, miles de trabajadores gallegos ya no se preguntan si Pemex miente, si los políticos del Partido Popular mienten también, si todo ha sido una cruel promesa para estimular los votos. El legajo de al menos 40 páginas que contiene los términos de un contrato firmado por PMI y los astilleros Navantias y Barreras se ha convertido en la respuesta a todas las preguntas aquí en Vigo.
De hecho, al presidente del Comité de Empresa del astillero Barreras, Sergio Gálvez, le fue mostrado el contrato que Pemex por conducto de su filial PMI firmó con esa empresa. Por eso, los ingenieros de Barreras ya empezaron con la planeación del millonario buque hotel.
Para Diego Atanes Dacal, secretario general de la Unión General de Trabajadores de Vigo, el anuncio de los contratos con Pemex hecho en Santiago de Compostela el pasado 19 de septiembre, ante la presencia de empresarios gallegos navieros y políticos de la región, obedece más a cuestiones políticas ante la cercanía del proceso electoral del próxima 21 de octubre, en donde se elegirá al presidente de la Xunta de Galicia y el Partyido Popular de derecha quiere reelegirse.
Atanes consideró, además, sospechoso y perverso que se mantengan ocultos los contratos ante el argumento de haber firmado supuestos acuerdos de confidencialidad. “Se que existen los contratos porque hablé con Sergio Gález y me confirmó que se los habían mostrado, los tuvo en sus manos, aunque los trabajadores aun no tenemos copia de ellos”, precisó.
Las declaraciones de los funcionarios de la paraestatal mexicana, a pesar de que el propio gobierno español lo da por un hecho, inquietan. Sin embargo, a los dirigentes de sindicatos gallegos que se apegan al derecho y dicen: “los contratos están firmados”. A esos líderes sindicales, de la industria del metal como llaman aquí en Galicia a la construcción de buques, no les cabe en la cabeza que sus buques no constituyan la compra final de Pemex.
Morales de PEP asegura lo contrario y dice que el contrato se licitará: “Estoy seguro que ellos (los astilleros gallegos) van a impulsar todo para llevarse uno de esos contratos con el armador, no con nosotros”, puntualizó el funcionario.
Así, mientras en Galicia se preparan planos, se compran insumos y miles de trabajadores que han visto reducir sus salarios hasta en un 50 por ciento, piensan que, finalmente, recuperarán sus ingresos, en México el responsable de PEP dice que aún falta por determinar si el controversial contrato se dará por licitación, invitación o por asignación directa, lo que dependerá del número de participantes.
El director Carlos Morales dice que la empresa mexicana TMM (Transportación Msrítima Mexicana) podría participar en la licitación. Esta es la misma compañía que protagonizó la defraudación confirmada a Pemex por al menos 23.5 millones de dólares en complicidad con Arrendadora Ocean, según la investigación y dictamen de la Secretaría de la Función Pública.
En enero de 2011, La Secretaría de la Función Pública detecta un fraude en Pemex Refinación por 23.5 millones de dólares, vinculado al arrendamiento de cuatro buquetanques. En la auditoría se presume que Arrendadora Ocean Mexicana –filial de Blue Marine Technology Group– y TMM “se coludieron” para obtener los contratos. La contraloría federal inhabilitó a 14 funcionarios que “manipularon la licitación y contrataron con sobreprecio” las embarcaciones. Las sanciones suman más de 5 mil millones de pesos.
Pero de nuevo sobre los barcos gallegos, PMI habría obtenido, nos confían aquí en Galicia, un descuento de al menos 30 por ciento en el precio de mercado de embarcaciones para dar hospedaje a trabajadores de plataformas petroleras. ¿Será que al final Pemex se beneficia de la opacidad? ¿Quedarán conformes los participantes en la licitación de los floteles a los que convoque Pemex? ¿No se argumentará colusión entre Pemex y su brazo comercial? ¿No son, acaso, los astilleros gallegos los que ya tienen el contrato en la bolsa? ¿Cómo que ahora se licitará? ¿Los comprará PMI para participar en la licitación? ¿Se arriesgará a perder la licitación?
En la prensa española se ha publicado que PMI es el brazo comercial de Pemex y que dispone con capacidad financiera para realizar de manera autónoma este tipo de operaciones y que, en caso de no ganar la licitación del propio Pemex, entonces optaría por arrendar los barcos en el mercado internacional. Se tratará de un error que PMI haya firmado la compra de barcos sin licitación de por medio y ahora hay temor de que el nuevo gobierno de Enrique Peña Nieto pueda sancionar al responsable.
Será éste lunes 8 de octubre cuando Pemex, dijo Morales, reciba las cotizaciones para el estudio de mercado. Pemex sabrá, entonces, el nombre de las armadoras interesadas y sus ofertas. Después Pemex decidirá si se realizará una licitación o una adjudicación directa, decisión que se someterá al Consejo de Administración en donde participa Juan José Suárez Coppel, Jaime Zabludovsky; Héctor Moreira, por parte de los consejeros independientes; Mario Gabriel Budebo, de la Secretaría de Energía además de la representación de las Secretarías de Hacienda y dos más de Pemex Corporativo. Ellos decidirán si se respeta el compromiso de P.M.I que habría iniciado con una reunión entre Felipe Calderón con el presidente español Mariano Rajoy, en donde al presidente mexicano le salió su espíritu gallego para beneficiar a los astilleros de Galicia.
oficiodepapel@yahoo.com.mx