Lunes 25 de mayo de 2009

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Secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y principal asesor de Felipe Calderón en materia de seguridad nacional, Jorge Tello Peón es señalado en investigaciones de la Comisión Federal de Competencia. Se trata de un asunto corporativo que, en contra de lo previsto por Tello Peón –él tan acostumbrado a establecer escenarios de riesgo–, está cobrando relevancia nacional, pues involucra a las estructuras oligárquicas del país y a la compañía más importante del país por su emblemática expansión internacional y su influencia frente al gobierno federal.

Tan importante es el corporativo Cemex para la administración pública y diversos sectores de la política, que muchos analistas coinciden en que las líneas de crédito firmadas con el Fondo Monetario Internacional simplemente tienen una dedicatoria para la legendaria empresa regiomontana que necesitan tener garantizados y en casa todos los dólares que sean posibles para pagar su abultada deuda.

Es en esta investigación de la CFC en donde aparece Tello Peón, quien entre 2003 y 2008 se desempeñó en la seguridad del coorporativo cementero más importante del país, pues sus credenciales los avalaban como director general del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) en las épocas más oscuras del espionaje gubernamental, además de fungir como subsecretario de Gobernación en los gobiernos de Ernesto Zedillo y Vicente Fox. Todavía se recuerda la visita de Tello Peón al penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez el mismo día en que el peligroso narcotraficante Joaquín Guzmán Loera evadió la prisión, lo cual no fue motivo de investigación alguna en contra del funcionario policiaco.

Es este mismo exfuncionario de seguridad nacional quien según el expediente por prácticas monopólicas de cemento habría participado hace casi cinco años en una estrategia para impedir que llegara el primer cargamento de cemento importado al país, lo cual podría tomar nuevas dimensiones internacionales.

Resulta que Tello Peón, cuando se desempeñaba como vicepresidente de Desarrollo de Información Internacional del Área de Planeación y Finanzas de Cemex, quiso disuadir al responsable del puerto de Tampico, Rafael Meseguer, para evitar que atracara en esta terminal marítima el barco griego con bandera panameña Mary Nour, en clara contravención a acuerdos internacionales.

Así se lo hizo saber Meseguer a sus superiores de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) después de que Tello Peón intervino, con muy malos resultados en el mediano plazo, para “arreglar” el asunto que tanto incomodaba a los empresarios mexicanos cementeros. Acostumbrado a la intriga, al espionaje político y al acoso de opositores al régimen, Tello Peón creía que en la iniciativa privada podría actuar como lo hacía desde las altas esferas del gobierno federal, en donde se actúa con impunidad sin que alguien repare en ello, pero de acuerdo con el expediente abierto hace varios años en la Comisión Federal de Competencia, este hombre experto en seguridad nacional es responsable de manipular y amenazar a empresarios y funconarios para mantener prácticas monopólicas en el comercio del cemento.

Meseguer tuvo la precaución de reportar por escrito y oficialmente el encuentro con Tello Peón, y ahora esos documentos forman parte de un abultado expediente que analiza y fortalece la CFC, a cargo de Eduardo Pérez Motta, un hombre que en estos días y en algunos círculos del gobierno federal ha sido calificado como imprudente, manipulador, poco profesional y filtrador de información confidencial.

¿Cómo se le ocurre filtrar este asunto a la opinión pública cuando la compañía cementera regiomontana negocia con sus acreedores el refinanciamiento de su abultada deuda? Preguntan algunos funcionarios del gobierno federal. Aún más, de la renegociación de pasivos de Cemex depende que el sector corporativo mexicano no incurra en una avalancha de incumplimientos.

Pero al parecer a Pérez Motta no le interesa mucho el contexto financiero y avanza en la investigación contra la industria cementera por prácticas monopólicas relevantes, lo que en otros mercados se conoce como colusión o cartelización de los mercados. Se trata de una práctica que emula las más añejas y vistas estrategias del crimen organizado: repartirse el mercado en territorios, respetar esos acuerdos y manipular los precios.

Para el protagonista responsable de la CFC el asunto podría significar el primer gran golpe de su gestión y, sin duda, un gran antecedente contra los poderes fácticos que dominan al sector empresarial. Si bien el año pasado el Poder Judicial ratificó una resolución de la CFC en contra del Grupo Femsa por prácticas monopólicas dominantes, en perjuicio de Big Cola del grupo peruano Ajemex –imponiendo una multa de 15 millones de dólares–, el caso contra Cemex y sus competidores no tendría parangón por tratarse de empresas con gran influencia en el ámbito gubernamental y político.

Como exdirector de la agencia de espionaje del país, Jorge Tello Peón habría utilizado toda su experiencia para impedir que el cemento del barco Mary Nour tocara puertos mexicanos y con ello garantizar el status quo de la industria cementara. Al final de la historia que comenzó a escribirse hace cinco años, el barco griego no pudo atracar en el Puerto de Tampico, gracias a que Tello Peón y su equipo de inteligencia utilizó la información en el momento justo.

Resulta que fue en una reunión de la Administradora Portuaria Integral (API), a cargo del puerto de Tampico, en donde participa Cemex, cuando se habló de los planes del barco Mary Nour para llegar a esa terminal. Cemex y sus directivos tuvieron acceso a un aviso que, con muchos meses de anticipación, les permitió saber que, aunque pequeño, un enemigo se encontraba a la vista.

Cemex supo guardarse esa información y, en su momento, interpuso un amparo en contra de la llegada de la embarcación, argumentando que dañaría la infraestructura del puerto. Fue así que no sólo ejerció su poder en el mercado del cemento, sino también en el terreno portuario, lo que constituye un pésimo antecedente para el comercio internacional del país. De tal forma, quedó claro que a México sólo llega la mercancía que conviene a estas estructuras oligárquicas y monopólicas.

En ese contexto, la historia ubica a Tellón Peón como el negociador de alto nivel que equivocó el camino frente a una autoridad portuaria; simplemente volvió a sus andadas como cuando trabajaba en el Cisen o como lo hace ahora desde la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública. En Cemex han asegurado a los medios de comunicación que tal comportamiento no pudo ni debió haberse presentado y se descalifica la versión de Meseguer.

Al mismo tiempo en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes replican que los documentos redactados por el responsable del Puerto de Tampico simplemente se perdieron, igual como sucede en los juzgados cuando un proceso comienza a complicarse de forma inconveniente para quienes tienen el dinero y sin más trámite epieza a circular dinero que compra conciencias de jueces corruptos.

Cemex vs CDM

En septiembre de 2004, la revista Fortuna publicó la historia del conflicto que protagonizan Cemex y la empresa Comercio para el Desarrollo Mexicano (CDM), que dirige Ricardo Alessio, quien por cierto es pariente de Miguel Alessio, el director jurídico de la Presidencia.

Sabemos, sin embargo, que Ricardo Alessio, un exdirectivo de Cemex que se atrevió a desafiar al gigante con sus propios conocimientos y armas en el mercado internacional del cemento –al fin un commoditie–, no tiene una buena relación con su tío, quien allá en la residencia oficial de Los Pinos seguramente ya ha comentado este tema con Jorge Tello Peón, responsable de las estrategias de seguridad del país. 

En aquella edición de la revista Fortuna, Meseguer informó que el puerto de Tampico sí contaba con la infraestructura necesaria para recibir barcos de más de 30 metros de ancho e incluso el Pánuco, que es la entrada a Tampico, tiene más de 300 metros de ancho en promedio, por lo que si dos barcos de 30 metros de ancho, como el Mary Nour, fueran atracados paralelamente, quedarían más de 200 metros para el tránsito de otras naves.

Así se descalificaban los supuestos temores respecto a la seguridad de la infraestructura del puerto. El director de esa API precisó también que Tampico tiene 11 posiciones públicas de atraque; otras nueve son privadas, entre ellas las de Cemex. Técnicamente resulta poco creíble entender cómo Cemex y Tello Peón pudieron impedir que el Mary Nour llegara a territorio mexicano. Sólo con una gran influencia en los juzgados. Eso es claro.

Pero el caso del cemento ruso no es el único caso de los delicados expedientes de Cemex en el que Tello Peón estuvo involucrado. El otro tiene que ver con Venezuela y la expropiación de las plantas de Cemex. A diferencia del Grupo Maseca, que mantiene una excelente relación con Hugo Chávez, Cemex se enfrentó una y otra vez con ese gobierno de izquierda. El propio Roberto González Barrera se ha reunido con Chávez y con líderes sindicales para conocer sus demandas y mantener a buen resguardo sus negocios.

En cambio en Cemex, se confió a Tello Peón la estrategia para frenar el deterioro del ambiente de negocios para el fabricante de cemento en ese mercado. Detrás de la profunda animadversión chavista, sin embargo, se encuentra un argumento de mercado: en varias ocasiones el régimen de Chávez pidió a Cemex que se “alineara”, que bajara los precios, que redujera sus márgenes y que apoyara al sector de la construcción local. Pero Tello Peón no aceptó y propuso endurecer la posición de la empresa mexicana, y el resultado fue la nacionalización y un largo y cardiaco proceso de negociación para fijar el precio de la indemnización.

Mal, muy mal por los negociadores de Cemex. Tan mala fue la respuesta de la cementera mexicana que en los mercados financieros se criticó el estilo casi irreconocible para perder en todos los terrenos que estaba estrenando el equipo que comandaba Tello Peón. Preocupante en la iniciativa privada la incursión de policías, agentes del gobierno y espías en el sector corporativo y no deja otra opción que la suspicacia en torno a su gestión como responsable de la seguridad en el país. ¿Si tan mal lo hizo en el sector privado cómo estará dirigiendo la seguridad nacional y la lucha en contra del crimen organizado?

 

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