En Petróleos Mexicanos el ex presidente Vicente Fox heredó a su sucesor Felipe Calderón una mafia que opera por lo menos desde hace tres sexenios y que hasta ahora ningún gobierno priísta o panista ha podido detener y mucho menos procesar penalmente. Es una pandilla de contratistas que desde el interior de esa empresa petrolera — algunos de sus miembros son servidores públicos con influencias hasta en la Dirección General de la paraestatal — otorgan obras o bienes y servicios por cientos de millones de dólares a cambio de jugosas comisiones que van desde el 20 hasta el 40 por ciento, debido a que en su mayor parte son contrataciones fuera de presupuesto y en la mayoría de las veces obras incumplidas o extemporáneas que como premio reciben ampliaciones presupuestales.
Uno de los grupos que encabezan una banda bien organizada es el que integran Antonio Juan Marcos, alias “El Ciego”, y su yerno Juan Reynoso Durand y su hermano Alfredo, quienes al frente de las empresas Subtec, Arrendadora Ocean y Blue Marin funcionan como cabilderos o intermediarios y obtienen jugosos contratos para beneficiar a empresas y consorcios petroleros privados, mexicanos y extranjeros, sin importar los incumplimientos en que constantemente caen, pues su lema es “todo se puede en Pemex”.
El jefe del grupo es Antonio Juan Marcos, quien durante el sexenio de Ernesto Zedillo se desempeñó como coordinador de asesores del entonces director general de Pemex, Rogelio Montemayor Seguy, quien enfrenta un proceso penal por el desvío de recursos públicos de esa empresa petrolera y que parte de ese dinero fue a para la campaña presidencial del priísta Francisco Labastida Ochoa. Pero la influencia de Juan Marcos ha rebasado los límites sexenales y también asesoró a los ex directores de la paraestatal Raúl Muñoz Leos y Luis Ramírez Corzo, y ya se prepara para “apoyar” al novato Jesús Reyes Heroles, actual director general de Pemex.
Entre muchos de los contratos logrados por las influencias de este grupo de funcionarios y contratistas a la vez, destaca sin duda la contratación por 10 años de un barco construido por la empresa noruega Berensen y cuyo costo será para Pemex por mil 500 millones de dólares. La nave se espera que llegue a aguas patrimoniales mexicanas a finales de febrero o principios de marzo. El barco es conocido como FPSO (Floting Production Storage Ofloading), que son buque tanques utilizados en todo el mundo para la producción temprana de petróleo crudo y que sirve para recoger, almacenar y limpiar esa materia prima de los mares.
La contratación de este buque tanque por parte de Pemex a través de su filial Pemex Exploración y Producción (PEP) se logró mediante un concurso internacional que por lo menos debería de ser investigado por la Secretaría de la Función Pública, pues según denuncias de trabajadores de la paraestatal que han pedido el anonimato, se presume que hubo tráfico de influencias, abuso de poder, fraude, soborno y un cuantioso daño patrimonial en perjuicio del erario público.
La historia se remonta a 2005, cuando el director de Administración de la empresa paraestatal, Rafael Bracho, organizó la contratación de dicho barco con un presupuesto de 300 millones de dólares, pero resulta que en las bases de licitación se incluyeron tantas restricciones que fue más que imposible para muchas empresas extranjeras y nacionales participar, por lo que sólo el grupo japonés Model, filial del poderoso consorcio Mitsui y que cuenta con buques de tales características, y la empresa noruega Berensen, ésta con menos experiencia, fueron las únicas concursantes.
Lo extraño de esta licitación es que de los 300 millones de dólares que se habían presupuestado en Pemex para solventar dicho contrato de arrendamiento, la paraestatal petrolera mexicana elevó el costo hasta mil 500 millones de dólares, es decir 400 por ciento más sin razón alguna y, lo más curioso, es que la ganadora fue la empresa noruega con menos experiencia pero que mantiene relaciones muy cercanas con Arrendadora Ocean, propiedad de Luis Juan Reynoso Durand, especialista en operaciones financieras de la paraestatal, y Juan Antonio Marcos, quien ha trabajado con los últimos tres directores generales de la paraestatal: Rogelio Montemayor Seguy, procesado por el delito de peculado; Raúl Muñoz Leos, despedido cuando se opuso a otorgarle contratos a los hijos de Marta Sahagún, y Luis Ramírez corzo, el último director en el sexenio foxista y quien es investigado por la Secretaría de la Función Pública.
De acuerdo con información de funcionarios de la paraestatal, la Secretaría de la Función Pública a cargo del panistas Germán Martínez tiene muchos elementos para abrir una investigación por corrupción en la contratación de barcos y que podría llegar hasta los altos mandos de esa empresa petrolera del Estado. Otro dato relevante es que Arrendadora Ocean es la administradora del millonario contrato otorgado a la noruega Berensen y por ello obtendrá la jugosas ganancia correspondiente al 15 por ciento de mil 500 millones de dólares, es decir 225 millones de dólares.
La fecha del arribo del barco contrato por mil 500 millones de dólares será entre febrero y marzo de 2007, es decir en una semanas, y a la entrega de la embarcación Pemex deberá pagar el 50 por ciento (750 millones de dólares) del contrato y el resto en el próximo año 2008, pero el inconveniente para el actual gobierno de Felipe Calderón y para el director general de Pemex, Jesús Reyes Heroles, es que dichos recursos sangrarán a la empresa petrolera del Estado y lo más grave es que se trata de un cuantioso fraude a la vista de todos. Habrá que estar pendientes de qué hacen Felipe Calderón, Germán Martínez y Jesús Reyes Heroles, pues por lo visto ni siquiera están enterados de esta contratación multimillonaria.
Otro problema en la contratación del millonario barco es el malestar que le causa a Felipe Calderón el escuchar sólo el nombre de Luis Ramírez Corzo, ex director de la paraestatal, a quien dicen algunos ya se investiga por diversas irregularidades. Otro que será responsable por ser omiso en sus funciones es el ex secretario de la Función Pública, Eduardo Romero Ramos, quien permitió abusos y desvíos en Pemex y en otras empresas del Estado.
Protege el gobierno a Oceanografía
Otra de las empresas beneficiadas por los buenos oficios de la pandilla de Antonio Juan Marcos y su yerno Juan Reynoso Durand, es la ya conocida Oceanografía, que preside el joven empresario Amado Omar Yáñez Osuna, quien ha logrado jugosos contratos en Pemex a pesar de los incumplimientos en que incurre constantemente y a estar inhabilitada por la secretaría de la Función Pública. Hace unos meses hubo un “pequeño” problema que motivó el rompimiento de Amado Yáñez con Juan Marcos y su yerno Reynoso, lo que los llevó hasta a tribunales, pero al final hubo un arreglo por debajo de la mesa y todos nuevamente contentos y a seguir haciendo negocios en perjuicio de Pemex.
El motivo de esa disputa fue porque las empresas Oceanografía, Foundex y Subtec (ésta propiedad de Juan Reynoso Durand) ganaron un concurso en Pemex sobre estudios geofísicos y geotécnicos por un monto de 30 millones de dólares. Subtec, empresa líder del proyecto, tenía la responsabilidad de la administración del mismo y por ello cobró el costo total del contrato y, acorde con su ética empresarial, no pagó a sus dos socias Oceanografía y Foundex por la contratación de barcos por 12 millones de dólares, lo que generó la disputa en tribunales. El motivo de la suspensión del pago fue que Amado Yáñez les debía a Juan Reynoso y Antonio Juan Marcos 8 millones de dólares por comisiones de otros contratos, así que se cobró a lo chino.
Una vez resuelto el problema de dinero mal habido, Amado Yáñez sigue adelante con sus contratos millonarios en Pemex y ha asegurado a quienes lo escuchan que su gran amistad con Juan Camilo Mouriño, actual jefe de la oficina de la Presidencia de la República y quien tiene un consorcio de gasolineras en el sureste del país con sede en Campeche, le permitirá avanzar más en los negocios con la empresa petrolera del Estado.
Si alguien tiene dudas de la influencia de Amado Yáñez en el actual gabinete gubernamental, baste decir que cuando Felipe Calderón era secretario de Energía en el sexenio foxista, inauguró en Ciudad del Carmen las nuevas oficinas de Oceanografía, esta empresa a la que también estuvo vinculada la familia Bribiesca Sahagún y que según el propio Manuel Bribiesca, como lo declaró a esta columna, operaron en la Dirección General de Pemex para que le otorgaran cuantiosos contratos.
El estrecho vínculo que presume Amado Yáñez con Camilo Mouriño y que ahora cuenta a todos, se inició por el secretario particular de Amado, Leonardo Olabarrieta, quien es amigo de Camilio desde la infancia y fue el responsable de vincular a su jefe con el jefe de la Oficina de la Presidencia. Quienes los conocen hablan de lazos de amistad tan estrechos que ya se presumen planear negocios en conjunto. Tal vez con que asomara la nariz por aquí el joven secretario de la Función Pública, podría darse cuenta de los planes que pueden concretarse en este gobierno calderonista.
Lo que si es un hecho es que si Oceanografía se fortalece en este sexenio que acaba de iniciar, las dudas y sospechas sobre Camilo Mouriño crecerán aún más, pues según Amado Yáñez tiene las puertas abiertas en Pemex. Mientras el director general de la paraestatal, Jesús Reyes Heroles, anda preocupado por esa relación tan estrecha y con discreción indaga si debe continuar otorgándole contratos a Oceanografía o simplemente se apega a la ley y a la normatividad que regula a la paraestatal.
En la relación de la empresa naviera Oceanografía para obtener jugosos contratos petroleros en colusión con funcionarios de la paraestatal, destaca que sus principales protectores y promotores son un hijo y un hermano de Marta Sahagún: Guillermo Sahagún y Jorge Birbiesca, según relató a Oficio de papel el propio Manuel Bribiesca.
Otro de los problemas que enfrenta Amado Yáñez es los créditos fiscales que enfrenta en la secretaría de Hacienda hasta por 20 millones de dólares. Hasta ahora esa dependencia que dirige Ernesto Castens tiene enfrente un caso para investigar, pues los más allegados a ese nuevo magnate petrolero aseguran que mientras Pemex le sigue otorgando cuantiosos contratos petroleros, él evade el fisco y su dinero va a parar a cuentas bancarias de Estados Unidos.
Otras evidencias de la corrupción de ese joven empresario es el fraude que cometió en contra del banco Interacciones, propiedad de la familia Hank Rhon, al cual mediante falsificación de facturas de Pemex obtuvo un crédito por 20 millones de dólares y cuando fue descubierto logró negociar con uno de los dueños del banco, Carlos Hank Honzález, nieto de Carlos Hank Rhon y Roberto González Barrera, para impedir que se procediera penalmente en su contra, por lo que devolvió el dinero y el banco aceptó el acuerdo y otorgó el perdón.
Por si lo anterior fuera poco, el año pasado Amado Yánez cometió otro fraude con facturas apócrifas de Pemex en contra de Bancomext, del cual obtuvo un crédito por 23 millones de dólares, pero al ser descubierto volvió a negociar y pagó la deuda, por lo que el área jurídica de la institución financiera le otorgó injustificadamente el perdón y retiró la denuncia penal.
Entre los protectores de Amado Yáñez también se debe contar al polémico despacho de políticos – abogados que encabeza el senador panista Diego Fernández de Cevallos y el ex procurador general de la República, Antonio Lozano Gracia, quienes litigan y amenazan con el fuero de uno y el poder político de ambos. En el caso de Amado Yáñez éste tuvo que pagar, por adelantado, un millón de dólares para que ambos personajes lo recibieran y escucharan sus corruptelas para, de ser necesario, defenderlo ante tribunales.