Lunes 12 de diciembre de 2005

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Lo que parecía un simple trámite de fin de sexenio, el nombramiento de Daniel Cabeza de Vaca al frente de la Procuraduría General de la República, se ha convertido por la inexperiencia de su titular en una severa crisis de seguridad nacional para el gobierno de Vicente Fox, pues el Ministerio Público de la nación es el principal responsable del combate al crimen organizado, principalmente a las bandas del narcotráfico, y a la vigilancia del cumplimiento y el resguardo de las leyes federales.

Pero lo que nunca le dijeron a Cabeza de Vaca antes de aceptar el cargo, son las viejas pugnas internas que hay en la PGR desde antes de que Fox asumiera la Presidencia de la República, y si a eso se agrega la infiltración de narcotraficantes como agentes federales y en algunos mandos medios y hasta superiores, aunado al poder corruptor del dinero producto del tráfico de drogas o de cualquier otro delito, pues las cosas se complican aún más. Pues todo eso parece que lo ignoraba el novel procurador, quien le apostó todo su capital a un solo hombre en la PGR, José Luis Santiago Vasconcelos, subprocurador responsable del combate a la delincuencia organizada, de quien Cabeza de Vaca presume tener una estrecha relación con el Ejército, dígase el secretario de la Defensa, general Clemente Vega García, y como es esta institución la que en este gobierno como en ningún otro se ha responsabilizado del combate a las mafias del narcotráfico, pues muy poco o casi nada le dejan hacer a la Subprocuraduría de Vasconcelos, quien se queja además de no contar con un grupo agentes policiales a su servicio.

Sin embargo, lo que más motivó a Cabeza de Vaca para apoyar incondicionalmente a Santiago Vasconcelos en las luchas internas por el control de la PGR, es la estrecha relación que este subprocurador mantiene con la agencia antinarcóticos de Estados Unidos, la DEA, y por ende con el Departamento de Justicia de ese mismo país, lo que creía el inexperto procurador que significaba el apoyo incondicional del gobierno de George Bush a su gestión al frente de la PGR, lo cual ha resultado un verdadero fracaso, pues es precisamente de los Estados Unidos de donde provienen las más duras críticas en contra de Cabeza de Vaca, sin que Vasconcelos ni el Ejército hagan algo para frenarlas, al grado de plantearse ya su remoción y sustituirlo por el mismo José Luis Santiago Vasconcelos.

Entre los primeros ajustes de cuentas cobrados en la PGR por el supersubprocurador Vasconcelos, fue presionar a Cabeza de Vaca para que removiera a su principal colaboradora en la lucha en contra del “lavado” de dinero, Luz María Núñez Camacho, quien desde las administraciones priistas se había convertido en una enemiga letal de Santiago Vasconcelos, debido a su rectitud, honestidad y transparencia como llevaba a cabo las investigaciones, pero sobre todo porque sus vínculos en el gobierno estadounidense apuntaban a otras instituciones relacionadas con su misma actividad y confrontadas con la DEA y la CIA: el Departamento del Tesoro y la Agencia de Aduanas, responsables de combatir el blanqueo de capitales en ese país.

Además de esa pugna que se resolvió a favor de Vasconcelos con la destitución hace tres meses de Núñez Camacho, sin importar su amplia experiencia por más de 20 años en materia de prevención y combate al “lavado” de dinero en México, está la confrontación entre el director general de la Agencia Federal de Investigaciones, Genaro García Luna, un joven policía entrenado en otros países en las diversas áreas de inteligencia y que en México siempre había estado vinculado a órganos de seguridad nacional como el Cisen, con el subprocurador Santiago Vasconcelos, un policía de la vieja escuela de la PGR y que para su fortuna había logrado sobrevivir a fuertes crisis cuando esa institución se había visto envuelta por el control de las bandas del narcotráfico, lo que había concluido con la detención y encarcelamiento de generales encargados de combatir el tráfico de drogas.

A lo anterior hay que agregar la violencia desatada entre bandas del narcotráfico; la confrontación de éstas con el Estado mexicano; las polémicas y muy poco sustentadas detenciones de familiares de jefes de la mafia, como es el caso del hijo de Joaquín Guzmán Loera, conocido como “El Chapito”, a quien se le atribuye el delito de “lavado” de dinero sin evidencias claras de ello y para mantenerlo preso lo acusan de otros delitos como homicidio; así como el fracaso de otras detenciones de supuestos jefes de bandas de tráfico de indocumentados o los procesos abiertos en contra de periodistas por el sólo hecho de cumplir con su labor de informar y opinar sobre las actuaciones del subprocurador Santiago Vasconcelos.

Pues en medio de esta aguda crisis interna de la PGR, que pone en riesgo la seguridad nacional del país, la cabeza de Cabeza de Vaca pende de un hilo que se podría romperse antes de que concluya el sexenio.

Conflicto binacional por cambios en PGR

Como se recordará, las pugnas en la PGR se agudizaron cuando en una carta clasificada como “personal y confidencial”, el embajador de Estados Unidos en México, Tony Garza, pidió replantear los ajustes promovidos al interior de la PGR y que fortalecían a José Luis Santiago Vasconcelos, lo que nunca se atendió y provocó que Washington “castigara” a la administración de Fox.

Días antes de que la relación bilateral entre México y Estados Unidos se exasperara con el cierre temporal del consulado en Nuevo Laredo, Tamaulipas, y la exhibición de la lista del Departamento del Tesoro sobre los supuestos lavadores de dinero del cártel de los Arellano Félix, el embajador estadounidense Tony Garza envío una carta clasificada como “personal y confidencial” a Daniel Cabeza de Vaca, procurador general de la República.

El documento fechado el 8 de julio de 2005, revela la molestia generada al más alto nivel en Washington por la remoción de Luz María Núñez Camacho, hasta entonces titular de la Unidad Especializada en Investigación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita y de Falsificación o Alteración de Moneda.

La misiva, que inicialmente se presenta con un amistoso saludo, finaliza con la petición expresa de dar marcha atrás a los movimientos: “Con todo respeto quisiera solicitarle que la titular de la Unidad de Lavado de Dinero, licenciada Luz Núñez Camacho, permanezca como titular en la misma hasta que las investigaciones y operativos sensibles que están en proceso concluyan.”

Después de agradecer la atención que se dé a la solicitud, Tony Garza expresa: “Le reitero que, de usted considerarlo necesario, estoy en la mejor disposición de reunirme con usted para ahondar sobre el tema.”

En 38 líneas, Tony Garza explica a Cabeza de Vaca el particular interés del gobierno estadounidense, y sobre todo del procurador de los Estados Unidos, porque la ex funcionaria continúe al frente de dicha área dependiente de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, a cargo de Santiago Vasconcelos: el cambio en esa Unidad causaría el fracaso de las investigaciones y operativos sensibles que se llevan en conjunto, calificó el diplomático.

Además, el embajador prevé que tras la salida de Núñez Camacho no habrá continuidad, confianza y capacidad técnica, elementos indispensables para concluir los complejos y susceptibles trabajos, pues la administración estadounidense considera que la ex funcionaria es la “más apta y confiable” autoridad mexicana para conducir la relación bilateral encaminada a la lucha contra el blanqueo de capitales.

Según la carta diplomática, bajo el mando de Núñez Camacho la Unidad Contra el Lavado de Dinero ha logrado avances “nunca antes vistos en México”, como los operativos conjuntos con la Agregaduría de Inmigración y Aduanas del Departamento de Seguridad Interna en materia de aseguramientos de dinero en ambos lados de la frontera, que resultó en el decomiso de aproximadamente 21 millones de dólares y la detención de 39 personas.

A pesar del malestar generado en las esferas más altas de Estados Unidos, cuyas repercusiones se observan en las recientes y duras medidas adoptadas por ese país, la PGR no sólo expulsó de sus filas a la exservidora pública, sino que durante 21 días mantuvo acéfala la Unidad contra el blanqueo de capitales donde se llevan a cabo “investigaciones complejas y operativos de altísima importancia y sensibilidad para ambos países.”

Expedientes abiertos

Una compleja investigación de la reportera Nancy Flores, revela que unos 100 pendientes dejó Luz María Núñez Camacho en la dependencia que dirige Daniel Cabeza de Vaca; entre los que destaca la testificación con carácter oficial, es decir, en calidad de funcionaria de la PGR, en el juicio iniciado hace dos meses en tribunales de Nueva York en contra del ex gobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva.

También destaca el expediente de Gustavo Ponce Meléndez, ex secretario de Finanzas del Gobierno del Distrito Federal, acusado por la Procuraduría General de la República de transferir 30 millones de pesos a la ciudad de Las Vegas, Nevada, recursos que se presumen son de procedencia ilícita.

O el expediente de Jaime Ross Castillo, quien es señalado por una supuesta defraudación al Banco ScotiaBank por aproximadamente 5 millones de dólares, además de estar implicado en lavado de dinero a través de instituciones financieras en Estados Unidos y Suiza.

De acuerdo con el documento firmado por Tony Garza, los tres casos eran atendidos con especial interés por el gobierno estadounidense y por la ex titular de la Unidad Contra el Lavado de Dinero, Núñez Camacho.

El diplomático advierte que “estos avances e investigaciones conjuntas que la licenciada Núñez está llevando a cabo,

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