Viernes 01 de Abril de 2005

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Supuestamente este viernes la Comisión Instructora decide si el expediente del desafuero del jefe de gobierno capitalino Andrés Manuel López Obrador se envía al pleno de la Cámara de Diputados; pero mientras eso sucede, en los órganos de inteligencia y seguridad nacional del gobierno federal se han prendido las alarmas ante lo que prevén podría ser un escenario catastrófico para el país si se insiste en eliminar de la contienda electoral del 2006 al principal precandidato a la Presidencia de la República, sobre todo cuando la falta de oficio político la han sustituido por expedientes judiciales.

El tema ha crecido tanto que se ha convertido en uno de los asuntos prioritarios en la agenda de la seguridad nacional. Hasta ese punto el gobierno federal ha llevado el enfrentamiento con el gobierno capitalino para evitar que López Obrador pueda aspirar a la Presidencia de la República, sin importar los costos políticos, económicos y sociales que pueda sufrir aún más el país. Hasta ese grado ha sido la obstinación y el berrinche de Vicente Fox en contra del jefe de gobierno.

Así las cosas, en la Secretaría de Defensa Nacional tienen escenarios catastróficos si procede el desafuero y la posterior consignación del expediente judicial que la Procuraduría General de la República tiene ya preparado en contra de López Obrador por el tan citado caso de El Encino.

La preocupación de la Defensa y los análisis que ésta ha elaborado sobre los distintos escenarios en torno a López Obrador, han generado en Los Pinos, principalmente en las dos personas más cercanas al presidente, Marta Sahagún y Ramón Martín Huerta, quienes son los responsables de leer dichos informes militares, una gran preocupación y por ello buscan detener, a como dé lugar, las aspiraciones políticas de Andrés Manuel.

Y en esa alarma del Ejército, desde las cero horas de ayer el personal militar y administrativo de la Sedena permanece acuartelado, lo que refleja el grado de preocupación del gobierno foxista, pues en los casi cinco años de la actual administración ésta es la primera vez que todos los recursos humanos de la dependencia son sometidos a una orden de esta naturaleza.

La milicia tiene claro que el proceso de desafuero de López Obrador es un riesgo latente para la seguridad nacional y no un simple alegato jurídico; pues a poco más de 24 horas de que los diputados resuelvan el asunto, el general Clemente Vega García instrumenta esta medida precautoria.

Y peor aún, para el personal administrativo este hecho no tiene precedentes, pues ni siquiera durante la marcha del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que partió el 24 de febrero de 2001 de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, al Distrito Federal, se vivió una situación similar.

Según comentan en los pasillos de la dependencia, el secretario de la Defensa Nacional fundamentó su decisión en el clima social y político que envuelve al proceso, pues la orden de acuartelar al Ejército obedece a los difíciles tiempos políticos.

Por lo pronto, la indecisión del voto de los diputados Horacio Duarte (PRD), Rebeca Godínez (PRI), Francisco Frías (PRI) y Álvaro Díaz (PAN), ha generado nerviosismo en todo el país, incluida la Bolsa mexicana de Valores, en la cual se prevé una caída en las acciones y la fuga de capitales si el informe de la Comisión Instructora se envía al pleno para buscar el desafuero del jefe de gobierno capitalino.

Acuartelamiento discrecional

Para Guillermo Garduño, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana y especialista en temas de seguridad nacional, el acuartelamiento del personal administrativo “es un elemento de tipo logístico y de apoyo”. Entrevistado por el reportero Manuel Pineda, el experto afirma que esta orden “sólo se da cuando el servicio lo demanda y, definitivamente, se trata de una situación discrecional”.

El experto en temas militares agrega que la medida suele darse cuando la sociedad está en riesgo o cuando el personal tiene un trabajo especial. Pero en una situación política, dice, “tiene muchísimo tiempo que no se presenta, por lo menos nunca hacia el personal administrativo, nunca”.

El investigador recuerda que, incluso después de las controvertidas elecciones de 1988, esta esfera no fue tocada, y el personal de las fuerzas armadas se dedicó a patrullar la ciudad. “Pero de ahí en fuera, nada”.

Así las cosas en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), dependiente de la Secretaría de Gobernación, cuyo titular es el precandidato más fuerte del PAN para la Presidencia de la República, el caso López Obrador también es motivo de diversos escenarios que, aunque no tan catastróficos como los que plantea la Sedena, según cuentan expertos en el tema, si son motivo de preocupación y también han influido en el ánimo de la pareja presidencial y su consorte.

Especialistas en seguridad nacional consideran que los escenarios catastróficos que han presentado la Sedena y el Cisen al gobierno foxista son exagerados y erróneos, y hasta sugieren que el problema de Los Pinos ha sido mantener un enfrentamiento director con el jefe de gobierno del Distrito Federal, lo que lo ha posicionado mejor a López Obrador en las encuestas, pero consideran que en la lógica de la seguridad nacional es preferible detener o frenar a Andrés Manuel antes de que se acerquen aún más los tiempos del proceso electoral, pues el problema podría crecer.

“En materia de seguridad nacional cualquier solución a determinado problema que ponga en riesgo la paz social, se debe tomar en el momento y no dejar que corra más el tiempo, pues es preferible aplicar las decisiones lo más pronto posible que aleje el problema del momento político que se requiere, como es el caso del proceso electoral para la Presidencia de la República; es decir, que el gobierno federal debió asumir frontalmente cualquier decisión y no dejar avanzar el problema del desafuero y de la posible acusación en penal en contra del jefe de gobierno, pues lo único que logra con ello es acercar más el problema al momento político del 2006 y eso acarrea mayores problemas sociales, políticos y económicos”, explicó un analista en materia de seguridad nacional.

La sucesión en la Sedena

Y ya que hablamos de la seguridad nacional y de los órganos de inteligencia, es oportuno mencionar la investigación periodística de Jorge Torres, reportero de Contralínea, sobre el proceso de sucesión que ya se vive en la Secretaría de la Defensa Nacional, esa dependencia gubernamental que siempre ha estado cerrada a los medios de comunicación y, por supuesto, a la sociedad, de ahí el interés que reviste todo trabajo serio que se que realice sobre ella.

El periodista explica en su artículo que en el proceso de sucesión para relevar al actual secretario de la Defensa Nacional en el 2006, el general Tomás Ángeles Dauahare encabeza la lista de los generales de división que participan en la carrera para suceder a Gerardo Clemente Vega García, pues según expertos en el tema es quien reúne las características para encabezar una transición tersa en las filas del Ejército, sobre todo cuando el escenario más probable de la sucesión es que el PAN no repetirá en la Presidencia de la República.

En los escenarios de esa sucesión en la Sedena, se circunscribe el regreso de los militares de alto rango desplazados por el actual secretario de la Defensa o la incorporación de una generación totalmente diferente al alto mando, lo que implicaría una purga generacional y el absoluto desplazamiento de los viejos cuadros, los cuales habrían sido desplazados por el general Vega.

Los generales de división que encabezan la lista para suceder al actual secretario de la Defensa Nacional en 2006 son tres: el primero es el general Tomás Ángeles Dauahare, quien desempeña como director general del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas (ISSFAM) y fue oficial del Cuerpo de Cadetes del Colegio Militar a fines de los años 60; estuvo en la Escuela Superior de Guerra; fue director del Colegio Militar, y es un general considerado como uno de los más influyentes “académicos” de la elite militar, aunque también es uno de los divisionarios que mantiene contactos con los “sectores duros” del Ejército, como el general Enrique Cervantes Aguirre, exsecretario de la Defensa.

Otro general destacado en la lista para la sucesión en la Defensa Nacional en el 2006, es el divisionario más joven del Ejército, Salvador Cienfuegos Zepeda. Este general de academia es considerado como de los más influyentes, con contactos en los “núcleos duros” del Ejército. Cienfuegos ha sido comandante del Cuerpo de Cadetes del Heroico Colegio Militar; director del Centro de Estudios del Ejército y Fuerza Aérea; director del Colegio Militar; subjefe de Doctrina Militar del Estado Mayor de la Defensa -este puesto en la actual administración- y actualmente es comandante de la 15ª Zona Militar en Jalisco. La relación entre Cienfuegos y Vega García es estrecha, al grado que el secretario de la Defensa le ha encomendado lo represente en diversos eventos internacionales de importancia, como la V Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, en Chile.

Pero a Cienfuegos también se le relaciona con el general Rodolfo Reta Trigos, ex director de Fábricas de la Sedena, y Mario Delfino Palmerín, ex subsecretario de la Defensa. Reta Trigos y Palmerín son dos de los generales más influyentes en los “núcleos duros” del Ejército y los dos fueron excluidos en la actual administración encabezada por el general Clemente Vega García, después de haber participado activamente por instrucciones presidenciales en la sucesión de la Defensa en el 2000.

En su investigación Jorge Torres señala que entre los militares que también se mencionan en círculos castrenses para la sucesión en la Defensa en el 2006, se encuentran los generales Sergio López Esquer y Alfredo Oropeza Garnica. López Esquer estuvo en la Escuela Superior de Guerra y es reconocido como uno de los militares de “línea” más influyentes, término utilizado para referirse a los militares que han desempeñado trabajos de campo en las filas del Ejército.

“El general López Esquer se ha distinguido como comandante de zona en varias regiones militares del país. No es académico, es táctico operativo. Es un soldado-soldado”, dice una fuente militar. “Definitivamente tiene nivel para ser secretario de la Defensa y puede pesar en la sucesión por su ascendencia en las filas”, agrega.

Uno de los obstáculos que puede tener el general Alfredo Oropeza Garnica, otro de los mencionados para la sucesión, es el haber participado en misiones militares en Guerrero en la década de los setenta, los años más cruentos de la “guerra sucia”. Oropeza Garnica estuvo al lado de Enrique Cervantes Aguirre, quien era jefe del Estado Mayor de la Zona Militar en Guerrero.

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