Lunes 09 de julio de 2012

By

Después de concluida la jornada electoral del 1 de julio, el presidente Felipe Calderón arribó a las 13:00 horas del lunes al hotel Presidente Continental, en Polanco, para reunirse en una master suite del piso 40 del lujoso inmueble, con el aspirante priísta Enrique Peña Nieto.Al intentar salir de su habitación, uno de los huéspedes se encontró con un fuerte dispositivo de seguridad que daba miedo. Hombres con armas largas resguardaban los pasillos del lujoso hotel, por lo que el cliente regresó a su cuarto. Telefónicamente, reportó a la administración lo ocurrido, y así se enteró que se trataba de un encuentro entre el panista que deja Los Pinos y el priísta que aspira a ocupar la silla presidencial. Este cónclave político sería confirmado por dos fuentes más.

De lo que hablaron sólo ellos lo saben; fue una charla larga y muy secreta. Pero lo que es seguro es que a Calderón le urgía negociar con quien según el Instituto Federal Electoral se perfilaba desde la noche anterior como el próximo presidente. Qué mejor momento que al día siguiente del anuncio presidencial de que Peña Nieto sería el próximo huésped de Los Pinos. Y para ello habría que trasladarse hasta la sala de descanso del aspirante priísta.

Allí, con su simpatía forzada, Calderón debió implorar impunidad y perdón. Peña, amable hasta que le otorgue la banda presidencial, escuchó las peticiones, que fueron tantas como las que escribe un niño en su carta a Santaclós.

Lo más urgente para el panista es un pasaporte de impunidad para él y su gabinete más próximo que le permita librar investigaciones administrativas y judiciales por el otorgamiento de contratos mal habidos; obras inconclusas; compras escandalosas y corruptas de bienes y servicios; desvíos de recursos públicos y, sobre todo, que el próximo gobernante mexicano le ayude con la denuncia que se ventila en la Corte Penal Internacional de La Haya, por crímenes de lesa humanidad, motivados por la “guerra” contra el narcotráfico que costó la vida y desaparición de 100 mil personas.

Otra de las preocupaciones de Calderón es la investigación del próximo gobierno sobre la construcción de la polémica Estela de Luz.

A principios de año comentábamos en este espacio que entre los expedientes que llaman la atención a los expertos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), y que han prendido las alarmas en Los Pinos, destacan la construcción del Monumento Bicentenario y el Fideicomiso del mismo nombre, ambos para la discutida Estela de Luz, obra inútil y absurda que se levantó como un monumento a la corrupción calderonista y que sólo sirvió para desviar recursos públicos y enriquecer a funcionarios y empresarios cómplices.

Dicha obra registró un gasto de unos mil 300 millones de pesos y tuvo, además de un amplio retraso de tiempo, un incremento de más de 200 por ciento: el presupuesto inicial era menor a los 400 millones.

Los responsables del festejo del bicentenario son, además del presidente Felipe Calderón, su exsecretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, y la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Consuelo Sáizar, quienes aprobaron el proyecto y fueron los encargados de la monumental y costosa obra.

Preocupado por este tipo de escándalos, Calderón ha iniciado la limpieza del cochinero administrativo acumulado en más de cinco años de mal gobierno panista. Su preocupación es que la próxima administración abra investigaciones en contra de servidores públicos del actual gobierno que abusaron del poder, desviaron recursos federales, traficaron con influencias y se corrompieron, y que éstos lo puedan involucrar en el cochinero administrativo.

Por eso, Calderón inició desde principios de año diversas reuniones en Los Pinos con despachos de abogados “amigos”, para responsabilizarlos en la defensa de los expedientes que se prevé provocarán acusaciones penales. El Ejecutivo requiere de expertos que preparen la defensa legal que lo libre de pisar la cárcel. Varios bufetes de juristas consentidos de Los Pinos ya se frotan las manos ante el excelente negocio que les asignarán para limpiar la corrupción de las administración del gobierno panista.

Algunos de los indicios de las investigaciones penales por venir lo ha dado la ASF y su equipo de especialistas, quienes han descubierto poco más de 300 casos de verdadera corrupción gubernamental, correspondientes sólo a 2010, pero que sumados a lo ocurrido en los otros años del gobierno de Felipe Calderón dan cuenta de una verdadera pandilla de panistas que operó la Presidencia de la República.

Con estos datos ahora sabemos que este gobierno federal no sólo pasará a la historia como el más violento de los últimos sexenios, sino como uno de los más corruptos, apenas a la par del sexenio anterior de Vicente Fox, quien se adelantó a Calderón y también pactó con Peña Nieto la impunidad de él, su esposa Martha y sus hijos Bribiesca Sahagún.

Un cuento con final infeliz

A Josefina ya le quedó por qué perdió. Antes de iniciar su campaña por la Presidencia, Vázquez Mota cargaba con miles de muertos y desaparecidos atribuidos a los errores cometidos por su exjefe Calderón. Desde que la primera mujer panista decidió apuntarse para contender por la candidatura del Partido Acción Nacional para la Presidencia de la República, la señora estaba destinada al fracaso y la derrota, porque el saldo como deja al país el gobierno actual es de un desastre total.

Días antes del domingo 1 de julio, Josefina todavía se tiró la puntada, que más parecía un sarcasmo, de que si ganaba las elecciones nombraría a Calderón como procurador general de la República, exactamente en la institución que ha fallado todo el sexenio. Lejos de hacer su trabajo, el Ministerio Público Federal se corrompió y permitió que el narcotráfico penetrara su estructura y que sus mandos superiores y medios respondieran a intereses del crimen organizado.

Pero la aspirante panista apenas se entera que Calderón la usó y nunca la apoyó en sus aspiraciones por la Presidencia. Ahora el PAN ha perdido casi todo, además del proceso electoral, por lo que en adelante tendrá que reencontrar su moral y reconstruir su dignidad, pues en el camino traicionó sus principios básicos que le dieron vida.

El futuro de Luis Videgaray

Luis Videgaray se perfila como una pieza clave en el gobierno de Enrique Peña Nieto. Desde el año pasado, el legislador priista con licencia aseguró que no regresaría a la Cámara de Diputados; antes, sin embargo, había dicho que no quería distraerse en la contienda presidencial y que su trabajo se concentraría en la generación de iniciativas para impulsar la reforma económica.

Así, el hombre fuerte de Peña Nieto –considerados por muchos como un ejemplar tecnócrata– comenzó a forjarse como un político cuyas declaraciones se sujetan plenamente a las circunstancias y a la conveniencia del momento.

Videgaray se forjó en las filas del Frente Juvenil Revolucionario y siendo estudiante del ITAM recibió el premio al mérito de Banamex por su trabajo de investigación sobre las fallas en los puertos mexicanos y los problemas en la privatización del sector. Asesor de varias tesis sobre los conflictos del endeudamiento municipal, Videgaray, de llegar a la Secretaría de Hacienda, tendría que ser congruente con sus posicionamientos en la materia y ocuparse del severo problema de pasivos que enfrentan las entidades del país.

Su propio partido, el PRI, debería revertir y eliminar los vicios que generaron endeudamientos como el de Coahuila. La relación con Pedro Aspe, su mentor, tendrá que ser observada. Fue precisamente Protego, la consultoría de Aspe, la que se hizo cargo del estudio y reestructura de la deuda del Estado de México hasta por 20 mil millones de pesos.

En los círculos más cercanos a Peña se dice que Aspe habría recibido la invitación para hacerse cargo de la Secretaría de Hacienda en donde, por cierto, el principal reto es el crecimiento y el combate a la pobreza, esa que Aspe calificó como un mito genial.

Videgaray Diputado tendrá ocuparse de la inalcanzable reforma tributaria. Deberá recordar o corregir lo que decía hace dos años: que en México no era el momento de subir impuestos y que los grandes retos del país se encontraban en
la recuperación del crecimiento y el combate a la pobreza.

Sus primeras batallas, otra vez como lo fueron en el Congreso, se darán en el terreno de la distribución de los recursos de los fondos municipales y estatales. Se esperan grandes disputas con los gobernadores priistas, esos a los que Andrés Manuel López Obrador atribuye la autoría y ejecución de la estrategia para inclinar la balanza en las elecciones a favor de Peña. Se les deberán muchos favores.

Priista por convicción, Videgaray también deberá reunirse con los mejores expertos en materia económica para demostrar que, en efecto, los panistas no supieron o no quisieron ejercer adecuadamente la política tributaria y que tampoco lograron que la economía creciera.

Sí Videgaray resuelve el crecimiento vía estímulos, una reforma tributaria equitativa y reduce el gasto corriente eliminando privilegios, entonces Enrique Peña Nieto protagonizaría el inicio de una mejor administración que la hizo Calderón. Aumentar la generación de empleos y reducir el peso de las actividades ilícitas en la economía, permitiría que la delincuencia no sea la única opción para muchos mexicanos.

Para Videgaray el diagnóstico de la crisis en el gobierno de Felipe Calderón –con Agustín Carstens como responsable– fue tardío con una respuesta pequeña e insuficiente. Ahora que el PRI junto con sus partidos aliados tendría un peso determinante en la Cámara de Diputados, no hay pretexto para impulsar una política económico oportuna y adecuada.

Cuando a Videgaray se le preguntaba si se observaba ocupando la titularidad de la SHCP, decía que sólo quería ser un buen diputado; sin embargo, solicitó licencia y después se enfocó a la campaña de Peña Nieto, en donde destacó por enmendar, en muchas ocasiones, la plana al exgobernador mexqiuense. Ahora, no obstante, tendrá que decidir entre ser un tecnócrata impecable en Hacienda o concentrar gran parte del poder que se liberaría desde Los Pinos. Una decisión que, por cierto, involucra responsabilidad del PRI frente a una economía y millones de mexicanos que esperan respuestas en materia de generación de empleos.

Como diputado plurinominal, Videgaray reconocía que si el país se hunde será una responsabilidad de todos. Pero enfatizaba que la responsabilidad era de Felipe Calderón como presidente y que México era un país presidencialista y que las atribuciones más importantes para la conducción económica y en otras materias están en el Ejecutivo. Al PAN le reprochaba, sobre todo en el gobierno de Vicente Fox, haber vivido una década de vacas gordas porque tuvimos importantes excedentes debido, principalmente, a los altos precios del petróleo.

Lo importante, decía, era saber qué pasó con ello, a dónde se fueron estos recursos. Lo que veía al PRI y lo que no debería repetir es que una gran parte de esos recursos se fue al gasto de capital, a la obra pública, otra se transfirió –por cierto bastante menor– a los estados y municipios, hubo algo de reducción de deuda, pero la parte sustancial se fue al incremento del gasto corriente. Eso le heredó Vicente Fox a Felipe Calderón y, con mayores problemas, es el escenario que el PAN dejó al PRI.

Sin embargo, miles o millones de priistas esperan su turno para reinsertarse en la nómina del gobierno; priistas que tuvieron que salir del sistema y que, como parte del PRI del pasado, esperan su turno. Videgaray y el equipo de la SHCP deberá tomar decisiones que, en términos políticos, podrían no ser bien recibidas.

Y para soportar la transición e impulsar el crecimiento, Videgaray y Peña tendrán que aplicar una fórmula que ya ha revisado el doctor en economía por el MIT: una mezcla de mayor endeudamiento, es decir, incurrir en un déficit, lo cual no se puede hacer indefinidamente pero sí en un principio de la administración y que no será bien visto por las calificadoras de deuda y el FMI.

Aumentar impuestos, por supuesto, no es la primera opción para Peña Nieto, porque el desprecio de la población aumentaría y con ello el descrédito. Tal vez, incluso, Videgaray deba retomar algunas propuestas de la izquierda, como siempre lo ha hecho la ultraderecha.

oficiodepapel@yahoo.com.mx

About the Author