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Maestro del periodismo y de periodistas, don Julio Scherer García (QPD) se interesó aquella mañana del 9 de febrero de 2001 en una nota de la primera plana de El Universal: “Favoreció Salinas a Aguilar Camín”, que daba cuenta de los beneficios económicos que significaba para el escritor y articulista de Proceso Héctor Aguilar Camín, su cercanía con la pluma y la “amistad” del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.

Su reportero Antonio Jáquez (QPD) me llamó en esos días para preguntarme sobre los documentos que soportaban el reportaje en donde se confirmaba algo que todos ya sabían, los pagos con dinero público de la “partida secreta” que se hacía en Los Pinos por instrucciones de Salinas al intelectual Aguilar Camín. La verdadera revelación era entonces la publicación de las cartas, los mensajes, los contratos, los cheques y la sumisión al poder del periodista-escritor que ese día se hacían públicos.

El fundador de la revista Proceso dejó constancia en uno de sus muchos libros, La terca memoria, editorial Random House Mondadori, del desencuentro que tuvo el propio Scherer y el director Rafael Rodríguez Castañeda con su colaborador Héctor Aguilar Camín, cuando le informaron que tenían listo un reportaje para publicar sobre su relación perversa con el presidente Salinas. Fiel a sus principios periodísticos, don Julio ordenó la publicación del trabajo de Jáquez, aunque ello significó la ruptura y la renuncia de su amigo el articulista de Proceso.

En su libro, Scherer detalla así lo sucedido en aquel año de 2001: “Rafael Rodríguez Castañeda había participado en un desencuentro con Aguilar Camín que describe el tráfico de influencias del que se valía el escritor en su relación con su amigo, el presidente Salinas de Gortari. Le pedí al director de Proceso que buscara en su propio pasado para incluir la pequeña historia en estas páginas. Optó por la narración escrita…”.

La nota de los contratos y cheques que recibía Aguilar Camín de Los Pinos se publicó en El Universal el 9 de febrero. En parte de su narración reproducida en el libro de Scherer, Rodríguez Castañeda escribe: “En las primeras horas de la noche del viernes 16 de febrero de 2001 el reportaje estaba listo para su publicación, bajo la firma de Antonio Jáquez. El tema –la relaciones soterradas o vergonzantes entre los intelectuales y el poder– derivó de manera natural en las revelaciones sobre los tratos financieros que, como presidente de la república, tuvo Carlos Salinas de Gortari con el equipo de escritores y académicos de la revista Nexos, encabezados por Héctor Aguilar Camín.

“Días antes, El Universal había resaltado en su primera plana: ‘Favoreció Salinas a Aguilar Camín. Durante el sexenio del expresidente el intelectual gozó de privilegios. Revelan documentos la rapidez con que pagaban las facturas para resolver los apuros del historiador’.

“Firmada por Miguel Badillo, la nota golpeaba desde el lead: ‘Una serie de cheques por una suma total de 3 mil 424 millones 450 mil 200 pesos de la era de Salinas (poco más de 3 millones 424 mil pesos de hoy), con las facturas y recibos correspondientes, cartas y recados por escrito, documentan un aspecto de los estrechos vínculos entre el expresidente Carlos Salinas y el doctor Héctor Aguilar Camín, quien llegó a ser considerado uno de los intelectuales más cercanos al controvertido mandatario’.

“El presidente Salinas –documenta Badillo– admitía sin objeción las tarifas de Aguilar Camín, pagaba con diligencia anticipos y facturas complementarias, aprobaba costos adicionales causados por retrasos en el trabajo del historiador y extendía la ayuda ‘solidaria’ cuando la solicitaba el entonces director de Nexos.

“Un relámpago en la nota de Badillo:

“El 3 de septiembre de 1993 escribía Aguilar Camín a Salinas, a máquina: ‘presidente, sé que no hemos terminado pero nuestras finanzas, por la misma demora, andan mal. Si pudieras adelantarnos el saldo de la investigación, será una gran ayuda (solidaria)’. Agregaba, de su puño y letra: ‘Un abrazo’. Salinas accede con prontitud, como en otros casos.”

El desencuentro

Publicado en La terca memoria, el periodista Rodríguez Castañeda narra su charla telefónica con el furibundo Aguilar Camín:

“Al filo del cierre, aquel viernes 16 de febrero, Ángeles Morales, mi secretaria, me anunció de pronto la llamada telefónica de Aguilar Camín.

-Rafael, no lo publiques (…).

-¿Qué Héctor?

-No lo publiques… Jáquez me pidió una entrevista, pero ya está aclarado todo, Rafael.

-Porque no está aclarado todo, Héctor, por eso lo vamos a publicar (…).

-Entonces hablo con Julio (…).

-Háblale, si quieres. Pero no te equivoques. El reportaje está redactado.

-En definitiva, ¿lo vas a publicar?

-Lo vamos a publicar, Héctor (…).

-Órale, publícalo… Ponle ventilador a la mierda (…). Y vaya que el ventilador de Proceso es poderoso (…).

-Adiós, Héctor.”.

Después de la llamada con Rodríguez Castañeda, Aguilar Camín hace un último intento por frenar la publicación de Proceso para no ser más exhibido, ahora en las páginas de la propia revista en donde colaboraba, y don Julio Scherer lo narra así en su libro:

“Héctor Aguilar Camín me llamó por teléfono. En su brevedad, repetimos el diálogo que había sostenido con Rafael Rodríguez Castañeda. En su esencia, así transcurrió:

-Ya no te ocupes del asunto, todo está aclarado.

-A mi no me lo parece.

-Somos amigos.

-Éste es un asunto que nada tiene que ver con la amistad. La amistad tiene sus propios caminos.

-Por eso.

-No, Héctor.

-Me perjudicas.

-Yo, no.

“Hubo al final un tono seco: me arrepentiría.

“Ahí terminó el diálogo, ‘yo diría que violento’, según la conversación de esa misma noche con el director de Proceso.

“En su edición 1268, con fecha 18 de febrero de 2001, Proceso publicó el reportaje de Jáquez, decían los encabezados: ‘Dolorosa situación de Aguilar Camín. La ronda al príncipe, degradante y a veces mortal: Poniatowska’. Al texto lo ilustraban copias de facturas y cheques obtenidos, en su momento, por el reportero Badillo. Lo remataba un fragmento de la entrevista con Elena Poniatowska”.

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