By

En las últimas semanas, dos movimientos en el gabinete y cuatro procesos judiciales han dejado en claro que Andrés Manuel López Obrador no bromea en dos puntos: austeridad y cero impunidad.

Primero, la renuncia del panista Germán Martínez al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en donde pretendía, como se hacía en el pasado, gastar el presupuesto público sin control, igual que cuando sirvió a su jefe Felipe Calderón en uno de los sexenios de mayor corrupción gubernamental. Por cierto, Martínez fue secretario de la Función Pública y desde ese cargo nada hizo contra la corrupción.

Este panista incrustado al morenismo –como senador– creyó que presentando su renuncia al presidente de la República éste le rogaría que se quedara, pero para su sorpresa no sólo se la aceptó, sino que además lo exhibió como un servidor público débil, sin carácter para enfrentar problemas e inepto para dirigir una institución tan importante como es el IMSS, organismo de salud que enfrenta graves problemas precisamente por las pésimas y corruptas administraciones panistas y priístas.

El segundo movimiento en el gabinete tiene que ver con la renuncia de la secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Josefa González-Blanco Ortiz-Mena, quien abusó de su cargo al retrasar la salida de un vuelo de un avión comercial porque “se le hizo tarde”. Fue precisamente en Palacio Nacional desde donde López Obrador aceptó la renuncia como una muestra de que no se tolerará el abuso de poder.

Por eso causa extrañeza que algunos servidores públicos sigan sin entender que la forma de gobernar ya cambió y quien no se aplique y siga actuando impunemente, como se hacía en el pasado, tendrá que dejar el cargo y enfrentar a la justicia.

Otra sorpresa para la población fueron las órdenes de aprehensión giradas en contra de servidores públicos y empresarios involucrados en delitos por colusión en actos de corrupción vinculados con empresas propiedad de Petróleos Mexicanos. Se trata de la detención del magnate del acero Alonso Ancira, presidente de Altos Hornos de México, SA (AHMSA), y el exdirector general de Pemex, Emilio Lozoya Austin, quien es prófugo de la justicia y se le busca por todo el mundo.

Además, Lozoya también tiene otros procesos penales abiertos en la Fiscalía General de la República por el caso de sobornos de la empresa Odebrecht, en donde directivos de esa trasnacional brasileña acusan al exdirector de Pemex de haber recibido sobornos que habrían servido para financiar la campaña del expresidente Enrique Peña Nieto.

Otro caso de igual gravedad vincula a la exsecretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, y a su exoficial mayor, Emilio Zebadúa, en la conocida “estafa maestra”, en donde utilizaron contratos con universidades públicas para desviar dinero del erario.

Sin duda que esto es apenas un hilo de la enorme madeja de corrupción que podría arrasar a la vieja clase política (PRI y PAN) y empresarial acostumbrada a servirse del poder y a abusar de los recursos públicos sin temor a represalias, por el enorme manto de impunidad que se ha vivido en los últimos 5 sexenios bajo el mandato de los presidentes Carlos Salinas (PRI), Ernesto Zedillo (PRI), Vicente Fox (PAN), Felipe Calderón (PAN) y Enrique Peña (PRI).

La “zona exclusiva” en Hospital de Especialidades

Otro caso de abuso de poder tiene que ver con uno de los centros de salud más importantes del país, el Centro Médico Nacional Siglo XXI-IMSS, en donde el director general del Hospital de Especialidades, doctor Carlos Fredy Cuevas García, aparta para sus “recomendados” los cuartos hospitalarios más equipados y limpios que hay en ese nosocomio, sin importar que la demanda de la población rebase su capacidad.

Seguramente el presidente López Obrador y el recién nombrado director general del IMSS, Zoé Robledo Aburto, desconocen esta anomalía discriminatoria y abusiva que se comete en el Hospital de Especialidades, en donde los mejores cuartos hospitalarios se mantienen vacíos por instrucciones del director general para tenerlos disponibles para los “enfermos especiales”.

De acuerdo con trabajadores que laboran en esa importante unidad médica (quienes se identificaron con el reportero pero pidieron omitir sus nombres por temor a represalias), los 10 cuartos hospitalarios exclusivos son individuales y cuentan con cama, baño dentro de la habitación y un cómodo sillón para visitas, alguno de ellos tiene hasta televisión. Regularmente, detallan, se mantienen vacíos ­–lo cual no sucede con el resto del hospital– hasta que llega la orden de la Dirección para asignarlos a los “enfermos recomendados por el director o su personal de mayor confianza”.

Los denunciantes describieron las pésimas condiciones en que se encuentra ese Hospital de Especialidades, además de lo sucio y mal oliente en que lo tienen, y contrariamente a eso hay 10 habitaciones “exclusivas”: se trata de los cuartos 213, 214, 239 y 240 en el piso segundo, correspondientes a las áreas destinadas a neurología y neurocirugía; los cuartos 313, 314 y 339 en el tercer piso, para cirugía general, y las habitaciones 409, 434 y 435 en el cuarto piso, en donde se atiende la medicina interna.

Añadieron que muy frecuentemente llegan al Hospital de Especialidades pacientes con enfermedades muy graves y tienen que esperar horas o días porque ese centro de salud tiene mucha demanda y normalmente está a tope, salvo las 10 habitaciones que permanecen vacías en espera de los “recomendados de la Dirección” en una clara y abierta discriminación para la población en general y un abuso de poder de los directivos.

Puntos suspensivos… En continuación con temas de salud, el mismo día que Germán Martínez renunció al IMSS, envió el oficio número 09521705000 a la titular del Órgano Interno de Control del IMSS, Maribel García Hernández, en donde acusa al director de Administración, doctor Flavio Cienfuegos Valencia, de ser omiso y negligente ante las necesidades de ese instituto salud, así como evitar rendir cuentas sobre compras consolidadas y el abasto de insumos necesarios para satisfacer las necesidades de salud y demás prestaciones que les corresponden a los derechohabientes del IMSS. Pero este tema, por su amplitud, lo abordaremos en la siguiente columna.

Miguel Badillo

[OFICIO DE PAPEL]

About the Author